La novedad de los más recientes bombardeos rusos en Kiev, capital de Ucrania, y otras ciudades de ese país es el uso de drones cargados con explosivos contra sus objetivos.
Muchas veces las víctimas son civiles, como en el último ataque en el cual uno de estos drones impactó en un edificio de apartamentos y mató al menos a tres personas.
Ucrania acusa a Rusia de utilizar el dron Shahed-136, un arma diseñada por Irán que consiste en un aparato volador de dos metros y medio de ancho. Estos drones pueden llevar 40 kilogramos de explosivos, vuelan solos o en grupo hasta impactar en su objetivo.
Desde Irán se niega el suministro de armas a Rusia, pero las autoridades ucranianas aseguran que los restos de los drones son prueba de su implicación. El representante de Relaciones Exteriores de la Unión Europea, Josep Borrell, declaró que están recolectando pruebas y que están dispuestos a imponer sanciones a Irán.
El uso de estos drones resulta útil para el esfuerzo bélico de Rusia. Son difíciles de destruir por las defensas antiaéreas y son baratos en comparación con los misiles, pero su capacidad de destrucción es menor.
Los ataques con drones suicidas son el arma adecuada después de que Alemania suministrara al gobierno de Kiev el sistema antiaéreo IRIS-T, que consiste en misiles diseñados para interceptar a los misiles enemigos en el aire. No obstante, estos sistemas son menos eficaces y rentables contra drones.
Aunque las fuerzas ucranianas indican que la mayoría de los drones son destruidos en el aire, varios golpearon instalaciones eléctricas. La población de varias ciudades se quedó sin electricidad.