Se desinfló muy rápido la llegada del argentino Horacio Elizondo a la Presidencia de la Comisión de Arbitraje.
Duró cinco meses (su presentación fue en octubre del 2023) y el rendimiento de los silbateros costarricenses sigue siendo el mismo: malo, malo, o tal vez peor.
Los ánimos están requetecalientes y el punto de quiebre llegó en el partido del domingo 18 de febrero del 2024, entre Herediano y Guanacasteca, cuando el juez central, David Gómez, repuso 12 minutos en el segundo tiempo y en el último instante pitó un penal inexistente a favor de los florenses que, a la postre, le dio la victoria 2-1.
Esa noche, los nicoyanos salieron chivisisímas del estadio Carlos Alvarado, en Santa Bárbara de Heredia, y a Gómez se lo llevaron escoltado.
En conferencia de prensa, el técnico de la ADG, Horacio Esquivel, tocayo del sudamericano, le pidió que jalara, que era demasiado el relajo con los árbitros.
La Federación Costarricense de Fútbol confirmó la salida de Elizondo en un comunicado de prensa breve en el que le echaron miel
“Durante los cinco meses que Elizondo formó parte de la organización marcó un camino a seguir al dejar sentadas buenas bases conceptuales para el desarrollo del arbitraje en Costa Rica”, especifica el boletín.
Lo cierto del caso es que ni preparó al fútbol nacional para la implementación del VAR (que está pegado de un primario) y tampoco profesionalizó el arbitraje, que sigue siendo un desastre.
