La noticia de que Intel despedirá a una parte significativa de su fuerza laboral global ha encendido las alertas en Costa Rica.
Aunque la sede local de la multinacional no ha emitido ninguna posición oficial, el ambiente en sus oficinas en el país es de creciente preocupación.
El nuevo CEO de Intel, Lip-Bu Tan, confirmó el 24 de abril del 2025, a través de un correo enviado a toda la compañía y que fue publicado en la sección de noticias de la página oficial de la empresa, que vienen “cambios críticos” que reducirán el tamaño de la fuerza laboral, como parte de una estrategia para reenfocar la operación hacia la ingeniería y reducir la complejidad organizativa.
“Nuestros competidores son delgados, rápidos y ágiles, y eso es en lo que debemos convertirnos”, expresó Tan en el mensaje interno, donde también dejó claro que eliminar capas jerárquicas y recortar equipos será necesario para simplificar procesos y ahorrar costos.
Un día antes, el 23 de abril del 2025, la agencia Bloomberg adelantó que los recortes podrían alcanzar el 20% de los casi 109.000 empleados que tiene Intel a nivel mundial, lo que representaría entre 21.000 y 22.000 despidos.
En Costa Rica, Intel emplea directamente a más de 3.400 personas, según su último informe de impacto publicado en el 2024.
Si se aplica proporcionalmente el recorte del 20% a esta plantilla, entre 680 y 700 trabajadores podrían verse afectados en el país. Además, se estima que más de 4.500 trabajadores contratistas dependen indirectamente de las operaciones de la empresa en suelo nacional.
Hasta este viernes, la compañía no ha emitido ningún comunicado oficial en Costa Rica, y ante las consultas, remite únicamente a su centro de noticias corporativo.
Esta falta de información alimenta la incertidumbre entre los empleados, quienes enfrentan un panorama laboral nublado.
Tan, quien asumió el liderazgo de Intel tras la salida de Pat Gelsinger en diciembre del 2024, busca dar un giro radical en medio de una competencia feroz en el mercado de chips, donde gigantes como Nvidia han ganado terreno.
Entre las medidas más polémicas figura el regreso casi total a la presencialidad: a partir de setiembre del 2025, los empleados híbridos deberán estar en sitio cuatro días por semana.
Intel ya había ejecutado un recorte de 15.000 puestos en agosto del 2024, medida que no tuvo mayor afectación en la planta costarricense, pero que ahora es vista como el preámbulo de un ajuste estructural mucho más profundo.
En medio de un entorno macroeconómico desafiante y de una pérdida de valor en bolsa –las acciones de Intel cayeron más de un 6% tras el anuncio del primer trimestre del 2025–, la compañía busca reinventarse.
En Costa Rica, de cara al futuro inmediato reina el silencio y la ansiedad de no saber si los despidos tocarán la puerta… o ya están más cerca de lo que se cree.