*Por José Eduardo Mora
Especial de EL JORNAL para ¡Qué Torta!
En la conferencia de prensa de este domingo 25 de junio del 2023, Luis Fernando Suárez reclamó que no todo es malo en su gestión.
Lo hizo con cierta parsimonia, con el aliento de un técnico vencido hace ya mucho tiempo. El lenguaje que emplea el entrenador de la Selección podrá ser muy convincente hacia adentro, aunque esto no se percibe en cancha, pero hacia afuera tiene el tono de un técnico derrotado por las circunstancias.
Si me preguntaran si hay algo qué rescatar en estos dos años en los que Suárez ha estado al frente de la Tricolor sería tajante: nada.
Un equipo que después de dos años de trabajo no es capaz de hacer cuatro pases seguidos en ataque, como él mismo lo reconoció, es muestra de que ha habido muchas fallas en su construcción.
Suárez no ha sido coherente con su gestión. Ha sido permisivo en muchos temas. En el de Keylor Navas. En el de Bryan Ruiz. En el de la comisión técnica que le impusieron. Y, peor todavía, nunca ha mostrado a qué quiere jugar.
Sus conferencias de prensa son para dormir la siesta, no transmite nada y en los últimos meses esa situación ha empeorado.
Que esté en el banquillo de la Selección después del 7 a 0 en el Mundial (ante España) no tiene explicación posible, excepto si estamos en Costa Rica donde lo blanco se confunde con lo negro.
La clasificación al Mundial fue una suerte mayor e incluso, contra Nueva Zelanda, el VAR le echó una manita a la Selección al anular un gol legítimo.
Ha pasado ya mucho agua en la gestión de Suárez y nada se vislumbra claro, aunque en la Federación Costarricense de Fútbol piensan lo contrario.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL