Muy a pesar de la aplastante victoria que Álvaro Ramos consiguió en la convención del Partido Liberación Nacional (PLN), este domingo 6 de abril del 2025, el resultado es un fracaso absoluto para los verdiblancos.
Y podría sonar bastante contradictorio que con un 78,1% (63.442 votos) frente al 9,5% de Gilberth Jiménez; el 4,6% de Carolina Delgado y el 4,3% de Marvin Taylor se deban prender las alarmas en el barco perico.
Cabe indicar que todos estos números se basaron en el segundo corte del PLN, en el que con un 55% de las mesas escrutadas se contabilizaron 81.155 votos. La proyección final de participación ronda los 140.000 votos.
Es precisamente en esa última cifra que se centra la debacle liberacionista y sencillo de explicar si nos fundamentamos en estadísticas de las últimas dos convenciones, la del 2017 y la del 2021, cuya asistencia a las urnas fue idéntica. En el 2017 fue de 431.438 votantes (13,42% del padrón nacional); en el 2021 de 429.247 votantes (12,12% del padrón nacional).
Si comparamos los datos, el resultado es desastroso. Liberación Nacional perdió en promedio 300.000 votos; eso significa haber perdido un apoyo de entre el 9% y el 10% del padrón electoral nacional.
Lo que se proyecta de participación en el proceso de abril del 2025, con unas 140.000 personas emitiendo el voto, representa tan solo una porción que no llega ni al 4% del padrón nacional (3,9% para ser más precisos).
Es una señal de la apatía y rechazo que la ciudadanía siente hacia el PLN.
Sin duda alguna, Ramos se enfrenta al dilema más importante de su carrera: convencer a la gente que su propuesta es confiable y que vuelvan a creer en el partido.
Es un objetivo que pinta rudo si, de entrada, se nota que todos los líderes históricos de la agrupación están con él, quienes no le dan la mejor sombra ante la molestia que los votantes sienten por ellos.