*Por José Eduardo Mora
Especial de EL JORNAL para ¡Qué Torta!
Las apuestas en el fútbol son un tema capital que debe manejarse con sumo cuidado por parte de los clubes para evitar, de esa forma, que sus integrantes caigan en la tentación del juego, que los lleva a sitios impensables, como ha sucedido con Nicolò Fagioli, quien llegó a tener tres millones de euros de deuda.
Para algunos no son simples apuestas, para otros es la manifestación de una ludopatía declarada, y como tal debería tratarse, es decir, como una enfermedad.
Actualmente, además de Fagioli, se encuentran en el muro de los cuestionamientos Sandro Tonali, del Newcastle, y Nicolò Zaniolo, del Aston Villa.
Ellos son, sin embargo, solo la punta del iceberg. Hay muchísimo más que escarbar, porque hay demasiados elementos de por medio y, sobre todo, dinero.
En Costa Rica, el tema de las apuestas parece que pasa de largo, pero la Federación de Fútbol debería formar una comisión que aborde este asunto, no porque se sepa que se dan este tipo de comportamientos, sino más bien con fines preventivos.
Informar y educar a los jugadores los alcances que tiene apostar cuando se es futbolista activo debe ser una prioridad.
Que la gente apueste es otro asunto muy distinto, dado que en muchos países las apuestas son legales y ahí cada quien que tome sus propias decisiones, pero cuando hay futbolistas de por medio es necesario que las autoridades del fútbol asumen de manera preventiva sus responsabilidades.
Lo que no se puede hacer es mirar para otro lado, como si Costa Rica fuera una isla, y como si aquí no existiera la posibilidad de que los futbolistas puedan ser arrastrados por todos los paraísos que prometen las apuestas, que al día de hoy han evolucionado de forma meteórica.
Es mejor prevenir que lamentar, decían nuestros abuelos, y estamos a tiempo.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL