*Por José Eduardo Mora
Especial de EL JORNAL para ¡Qué Torta!
La ausencia de Aarón Suárez en la Selección solo tiene una explicación: la convocatoria la hizo Claudio Vivas, entrenador interino y director de Selecciones Nacionales, quien hace unos meses adelantó criterio, de modo que si esto fuera a un juicio, la opinión del elector quedaría invalidada por haberse anticipado a los hechos.
Es inadmisible que por un preconcepto asumido por Vivas, que lo único bueno es que está de paso (solo dirigirá los amistosos de setiembre contra Arabia Saudita y Emiratos Árabes), el mejor jugador de Alajuelense en la actualidad, por encima de Joel Campbell, se quede fuera de lista.
El fútbol, como no ocurre en otros deportes, es un asunto de técnica, inteligencia y calidad y Suárez los posee en abundancia, pero no mide el metro noventa o los dos metros que probablemente prefiere Vivas y por eso se queda en Costa Rica, mientras otros jugadores, que no alcanzan su jerarquía, se subirán al avión para ir a Inglaterra y Croacia.
Llama la atención que un entrenador que se precia de tener una amplia trayectoria en el fútbol sudamericano proceda como lo hace con Suárez, porque no hay justificación para marginarlo.
En la Liga deberían estar indignados por cómo Vivas y la Federación de Fútbol están tratando a su mejor jugador.
Si se interpreta la lógica de Vivas, de que el jugador debe tener cierta corpulencia y cierta estatura es probable, entonces, que si hace 20 años le hubieran puesto a Lionel Messi para elegirlo lo hubiera rechazado, porque era flaco, débil y pequeño; es decir, el mundo se hubiera perdido la grandeza de Messi si hubiera estado en las manos de Vivas escogerlo.
Esas son las consecuencias de elegir mal, muy mal, a un entrenador.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL