El doctor Roberto Galva Jiménez, pediatra y cirujano cardiovascular, es el primer paciente que fallece en Costa Rica víctima del COVID-19.
A sus 87 años, el querido médico perdió la batalla en cuidados intensivos del hospital de Alajuela.
Formó a decenas de especialistas en el país, fue parte del grupo fundador del Hospital Nacional de Niños (HNN) y uno de los pioneros de la cirugía cardiovascular del país.
Así lo recordó el exdirector del HNN, Rodolfo Hernández, quien confirmó que recibió una llamada de ese centro médico en la que le dieron la lamentable noticia que Galva Jiménez había sido alcanzado por el coronavirus.
El gremio de doctores del país ha reaccionado con sorpresa y dolor ante la partida del especialista.
“Lo conocí siendo estudiante, hace unos 40 años. Fuimos compañeros en el Hospital Nacional de Niños. Trabajó mucho a la par del doctor Roberto Ortiz Brenes. Se especializó en la cirugía pediátrica y fue pionero en la cirugía cardiovascular en el país. Era un hombre trabajador, muy dedicado, apasionado de la profesión y firme en sus decisiones”, comentó Hernández.
El médico reconoce que este fallecimiento deja un gran vacío en la medicina del país. “Era una persona muy sociable. Muchas generaciones de médicos lo conocimos; incluso asumíamos el turno con él cuando estaba en cirugía”, expresó.
En la última publicación que hizo el doctor Galva Jiménez en su perfil personal de Facebook le deseó un feliz cumpleaños a su hija, el pasado jueves 12 de marzo, hace menos de una semana.
En apariencia, él se contagio del virus a través del contacto que su hija (enfermera) tuvo con el ginecólogo que permanece internado en cuidados intensivos en el hospital de Alajuela.
No es una broma
El doctor Hernández hizo un llamado a la reflexión a la ciudadanía para que siga al pie de la letra las recomendaciones del Ministerio de Salud y la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS).
Lo que más le duele es que se ha perdido la solidaridad, la responsabilidad y el respeto, en especial de los jóvenes, que se convierten en agentes transmisores del virus.
El gran problema es que lo llevan hasta sus casas, donde viven sus papás, sus abuelos, sus tíos, que son mayores y es la población más vulnerable al COVID-19.
“Debe hacerse un lavado de manos estricto con agua y jabón, en todas las partes de los dedos, en las palmas. Y esto debe hacerse cada vez que tocamos algo nuevo.
“Este virus no se muere rápido. En las superficies metálicas permanece hasta por nueve días. El que esté enfermo debe aislarse. No se deben hacer visitas, ni reuniones, tampoco ir al cine o al restaurante que uno acostumbre comer. No debe haber abrazos, ni besos, ni saludos con la mano.
“Felicito de corazón el trabajo ejemplar de los funcionarios del sistema de salud del país en esta emergencia. Una última recomendación que hago es que si por alguna razón deben salir de la casa, cuando vuelvan dejen los zapatos afuera; esta es otra fuente de transmisión, el virus puede ir ahí escondido”, afirmó Hernández.