El experto en inteligencia y espionaje Álvaro Ramos está convencido que solo “a Cuba, Venezuela o a Nicaragua” les podría interesar saber la cantidad de carros con los que cuenta la Embajada de los Estados Unidos en Costa Rica.
La Unidad Presidencial de Análisis de Datos (UPAD) escarbó la flotilla de la sede diplomática y descubrió que contaba con 89 vehículos.
Esta información le llamó poderosamente la atención a la defensora de los Habitantes, Catalina Crespo, quien mostró su extrañeza en conferencia de prensa, el lunes pasado, sobre que ese detalle estuviera incluido en algunos de los estudios del grupo de confianza de Carlos Alvarado.
“No tienen los de la Contraloría General de la República (CGR), no hay de Conaptis, no hay de Conapam, no hay de la defensoría”, cuestionó la funcionaria.
El ministro de la Presidencia, Víctor Morales Mora, justificó ese día que una de las bases con las que trabajaron Diego Fernández (jefe de la UPAD), Alejandro Ismael Madrigal Rivas y Andrés Villalobos Villalobos es la del registro de vehículos.
“Ahí están todos los vehículos. Una de las razones que nos interesa tiene que ver con temas de movilidad, con flujos de tránsito”, expresó el ministro el lunes anterior.
Morales Mora, Fernández, Madrigal y Villalobos figuran como imputados, junto al presidente Alvarado, en una investigación que abrió la Fiscalía por los delitos de prevaricato, violación de datos personales y abuso de autoridad.
“No creo que averiguar los 89 carros de la Embajada Americana, quién los maneja, con quién se reúnen, adónde van, qué kilometraje tienen sea de interés de las instituciones del Estado costarricense.
“Esa información solo le puede interesar a Cuba, a Venezuela o a Nicaragua, en ese orden. No creo que nosotros los costarricenses tengamos el menor interés de espiar los carros de la Embajada Americana, que son carros oficiales. ¿Por qué tenemos que espiarlos? ¿Qué necesidad hay de incluirlos en una lista de espionaje?”, se preguntó Ramos.
El también exministro de Seguridad planteó que este es un ejemplo que se presta para sospechar de la influencia de alguna fuerza externa en esos datos.
“Para que la propia Casa Presidencial estuviera husmeando los carros de la Embajada Americana es perfectamente claro que alguien más tiene interés. ¿A quién más le va a interesar? El propio ministro de Seguridad dijo que no sabía nada”, concluyó.