La moda de las ‘fake news’ es un fenómeno que siempre ha estado presente en el Periodismo costarricense, llamado diferente en otras épocas, pero con una misma práctica y objetivo.
¡Qué Torta! conversó con Carlos Morales Castro, primer licenciado de Periodismo del país y maestro de cientos de estudiantes que han ejercido y ejercen la profesión, para comprender en qué situación se encuentra la profesión en medio de la supuesta tormenta repentina de noticias falsas.
Fue director del Semanario Universidad durante 22 años, trabajó ocho años en La Nación y creó la sección Áncora de ese diario, y fue profesor más de 30 años en la escuela de Periodismo de la Universidad de Costa Rica (UCR). Tiene 72 años y más de 50 años de ejercer el Periodismo.
Asegura que los medios tradicionales siempre han fabricado ‘fake news’, que al gobierno le conviene que haya ‘ good news’ sobre su gestión y que la mayoría del Periodismo nacional es ‘fake’.
-¿Qué es una noticia falsa?
No hay ninguna diferencia entre la ‘fake news’ de hoy con las que había en el siglo XIX con El Heraldo de Pío Víquez en Costa Rica; o sea, se montaban noticias para conseguir ciertos resultados. En este momento está de moda hablar de ‘fake news’.
En su mayoría la gente que habla de ‘fake news’ no sabe ni de lo que está hablando, porque ‘fake news’, en su traducción oficial, sería una noticia engañosa, más que una noticia falsa, una noticia engañosa.
No es decir que lo contrario a la verdad sea una ‘fake news’, no. Lo que se hizo en la campaña de Donald Trump y Hillary Clinton, cuando más se habló de la ‘fake news’, se estaba hablando de una noticia engañosa más que una noticia falsa. No es que estaban dando una mentira, sino una noticia engañosa.
Yo diría que una ‘fake news’ no es necesariamente una falsa noticia, porque falsas noticias tenemos todos los días. ¿Qué ha hecho La Nación en toda su existencia? Prácticamente hacer ‘fake news’. Yo trabajé ahí ocho años y sé cómo se hace.
La noticia falsa y mentirosa no es lo mismo que la noticia manejada de una manera tal que siendo cierta parezca falsa.

-¿Qué es la verdad?
La verdad es una búsqueda de la humanidad que data de 25 – 30 siglos sin lograr una respuesta clara. La primera búsqueda de la verdad se ubica en la época de Platón, que piensa que estamos en un mundo idealista, que nada es verdadero y que la verdad no existe, que todo es falso.
Aristóteles plantea las cosas desde un mundo distinto, luego Sócrates desde otro punto de vista. Los opositores de Platón, como Protágoras, plantearon que si el hombre es la medida de todas las cosas, entonces la verdad es lo que el hombre crea. La verdad sigue siendo una cosa relativa como casi todo en el mundo.
-¿Se podría decir que la verdad de un hecho es una cosa si tiene dos caras?
La verdad es el punto de mayor coincidencia entre los hechos y lo que se sabe o lo que se conoce, según la filosofía moderna. Y siempre habrá algo de imprecisión, porque siempre habrá un elemento subjetivo presente en el que está valorando.
La verdad siempre será un gran misterio por el que los hombres estarán en búsqueda continua. En Periodismo se procura tener un cierto grado de objetividad en apreciar la realidad, pero la objetividad no existe porque somos subjetivos.
Le he perdido respeto al Periodismo costarricense porque en este momento no sé de dónde me agarro y mucho menos de los ‘doble check’, porque si los chicos no saben ni siquiera lo que es la verdad, qué van a buscar de verdad cuando dicen que me la están dando. Lo que me están dando es la verdad que su periódico les pide que me den.
Habría que ver quién más está dando la orden para que se haga el ‘doble check’. El hecho que se haya puesto de moda las ‘fake news’ por un lado y por el otro por chequearlas también puede ser inspiración de alguna fuente.
-¿Qué tan transparente es el ejercicio a la hora de escoger las noticias que se chequean?
No es transparente. Yo lo veo con mucha risa, eso me hace carcajearme. Eso es como poner la Fábrica de Licores a ayudar a los alcohólicos de Costa Rica.
¿Cómo vas a poner a un órgano de difusión que se ha dedicado a mentir siempre a chequear quién es el otro que está mintiendo? Eso es una contradicción absoluta y no es viable, no es posible.
Los chiquillos que están haciendo eso son muy tiernos y jovencitos, los he visto por ahí. Se entusiasman con la idea, la pasión de la verdad, de la transparencia, de la limpieza. Y bueno, el medio de comunicación, más la plata que viene de afuera, mantiene a esos chiquillos.
Eso no tiene ninguna eficacia, ni credibilidad. Los veo inexpertos, innecesarios, gastando pólvora en zopilotes, porque sería como por comenzar a buscar la verdad desde el principio, como Protágoras, para ver si encuentran cuántas mentiras se vienen diciendo desde los tiempos que se abrieron los periódicos.
-A la hora que un chequeador de noticias escoge los temas con los que va a trabajar está siendo subjetivo. ¿Qué tan creíble es lo que hace de ‘buscar la verdad’?
La gente no se da cuenta. La gente piensa que el chequeador de noticias en verdad lo es.
La gente cree cada vez menos en los medios de comunicación, especialmente los escritos, entonces los medios buscan formas de que las gente les crea.
El doble check es esa forma que la gente les crea esa parte, la que cuesta más de desmentir. Es una fórmula para conseguir credibilidad. Ese doble check es manoseado, porque la indicación se hace en la sala de redacción cuando el director sugiere un tema que le beneficie a su empresa.
-Los medios tradicionales, ¿han hecho fake news?
Siempre. Puedo contar sobre una fake news que hice. Ahora que se cumplió el aniversario 50 de la llegada del hombre a la Luna, a mí me encargó el director de La Nación Guido Fernández toda la información sobre ese alunizaje. Yo era el reportero más joven que había en La Nación en ese momento y me encargaron hacer toda la información durante los cuatro días de la operación Apolo XI.
En aquella época lo que hacía el encargado era batirse a puro cable. Trabajé ahí tres días seguidos, La Nación publicó dos periódicos extra y quedé agotado, estaba muerto.
Claro, yo estaba fascinado porque soy un apasionado de la producción y no me importaba nada, tanto que no me di cuenta que había trabajado tres días seguidos sin ir a la casa y sin descansar.
El director me llegó a decir que todo estaba muy bien, pero me pidió que sacara la opinión de la gente en la calle sobre la llegada del hombre a la Luna.
Me le quedé viendo y le dije que estaba muy cansado, pero me dijo que eso había que hacerlo. No tuve chance de discutirle. Lo que sabía era que yo no podía hacerlo, entonces viene la fake news: todo lo inventé.
Usted puede buscar La Nación del 30 – 31 de julio de 1969 donde va a encontrar media página de entrevistas con 16 personas, todos dieron sus declaraciones distintas y nadie existe, todo fue inventado.
En este caso, el director no lo supo nunca, nunca lo dije. Ya han pasado 50 años y puedo darme el lujo de contarlo.
-Este año hubo un gran escándalo cuando una página (Diario La Carta, dirigido por Francisco Prendas, presidente de Nueva República, partido de Fabricio Alvarado) publicó que el IVA pasaría del 13% al 16% y se aseguró que era una fake news. ¿Qué análisis se puede hacer?
Estamos ante la destrucción del Periodismo clásico, está dañado desde su esencia. El Periodismo duro, verdadero, auténtico, apasionado, sacerdotal de la vieja guardia era un Periodismo en que la fuente no puede ser no identificada.
Una fuente puede ser no identificada en un caso específico cuando haya peligro de muerte para el reportero. Si es un caso bancario, financiero, donde está en riesgo la economía del país entero, no puede haber fuente confidencial.
Es una noticia manipulada, aunque viniera desde atrás hablándose de esa posibilidad. Ningún medio que se respete puede decir que la noticia se produjo si no se ha producido.
Es un Periodismo de blogueros, de los telefoneros, de todo un idiota que tenga un teléfono inteligente en la mano, que es el menos inteligente de los teléfonos si está en esas manos.
Ahora hay información que se puede conseguir sobre un hecho lejano en el país a través de cualquiera que pasó con un celular y no por un reportero que va a la zona, como ocurría en los viejos tiempos.
Esa persona manda la información a los canales de televisión, a los periódicos, a las radios. De manera que el periódico ni siquiera intervino para saber si esa fuente es confiable y si ese individuo es capaz de ver las cosas como son.
-¿Ese es el caldo de cultivo de las fake news en los medios tradicionales?
Es un Periodismo que ya es todo fake, no se puede creer, es engañoso. Hay que verlo todo, ya no solo lo que podría ser falsificado, sino todo el periódico, el canal y radio que transmite noticias hay que verlo como una cosa posiblemente engañosa, hay que dudar de todo. Comience por dudar de todo si quiere ser un buen periodista.
Ahora yo cojo el periódico y dudo de entrada de lo que esté pasando, de quien lo esté diciendo y de lo que está diciendo, sobre todo si es un doble check, porque debe ser el doble.
-¿Todo lo que dice el gobierno es verdad?
El gobierno siempre va a querer decir lo mejor para sí mismo, lo que se llamaría una ‘good news’.
Un periodista auténtico, verdadero, que ya no existen, al menos en este país, es uno que desconfía del funcionario.
El funcionario sabe que el periodista auténtico desconfía de él y el funcionario al mismo tiempo desconfía del periodista, porque sabe que cualquiera de los dos puede hacer la ‘fake news’ fácilmente, eso lo hemos tenido desde siempre, solo que no se conocía como ‘fake news’.
Esa desconfianza mutua implica en que yo estoy aquí para informarle al público de lo que pasa en este ministerio, pero no para creerle todo lo que usted me diga.
Dígame lo que pueda a lo que yo le pregunto y yo lo voy a contrastar con todas las fuentes posibles, pero eso es un proceso técnico que implica corroborar, ir a las fuentes, balancear, contrarrestar.
-¿Se cura el mal de las ‘fake news’?
Estamos en un proceso de transformación total. Descarto la posibilidad de que volvamos a un Periodismo creíble, eso no existe, ni creo que vaya a existir.
La televisión, la prensa escrita y la radio ya no son los medios de comunicación prioritarios, ahora son las redes, Internet. La red es la que define la información de la gente joven. Allí es donde se debe producir el cambio.