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Corrigiendo al corregidor: Pablo Alvarado, ¿el encarcelado?

*Por Manuel Benavides Barquero
Sacerdote e historiador

Antes de preguntarnos si Pablo Alvarado estuvo encarcelado debo aclarar algunos puntos sobre las entregas anteriores.

Los sermones y discursos mencionados no son los únicos que existen, hay que seguir buscando para tener un contexto más amplio para lograr una mejor interpretación.

Se necesita analizarlos también de acuerdo al predicador, porque pudo haber reflejado algunos intereses de su parte.

El autor de estos artículos no es especialista en el tema y el tiempo no alcanza, esperemos que nuevos historiadores se ocupen de esa tarea.

También hay que decir que el libro sobre el que basa el “corregidor” la corrección que hizo al presidente de la República, Rodrigo Chaves, tiene algunas limitantes más allá del uso de los “supuestamente” que ya mencioné antes.

Una de ellas es que se basa en bibliografía bastante antigua, salvo alguna excepción. El aporte dado por Ligia Cavallini es la base fundamental de varias partes del libro y no se citan fuentes nuevas relacionadas directamente con Alvarado para enriquecer lo que ya estaba escrito.

Pero, además, el problema es que no comprobó si lo que dijeron autores antiguos era cierto. Por ejemplo, en la página 66 citó de Internet el dato de que fray Goicoechea, en su viaje a España, visitó Francia, asistió a sus bibliotecas y compró libros que estaban ahí en boga; sin embargo, en la investigación que se realiza en torno a ese fraile y de acuerdo a fuentes de archivo, solamente viajó a España, es decir, no estuvo en Francia.

Las noticias que ofrece sobre el encarcelamiento de Alvarado casi que están tomadas de Ricardo Fernández y las que utiliza de archivo son las que ya se conocían, es decir, no hay renovación de fuentes.

Por otro lado, al buscar pruebas del encarcelamiento de Alvarado, primero reconoce que no se tiene la fecha exacta en que fue liberado de la cárcel, pero, a su vez, con la costumbre de teorizar, supone que estuvo ahí seis o siete meses después de su arresto, debido a que hay una carta del 3 de abril de 1809 en que el gobernador de Costa Rica pidió que no se dejara regresar a Alvarado a Costa Rica, de la que, a su vez, deduce que fue liberado para esas fechas.

¿Respaldan las fuentes de archivo esas suposiciones? En una mínima parte sí, pero no alcanzan para respaldar las que hace el “corregidor”.

Antes de exponerlas, hay que advertir sobre el reto que historiadores y lectores tenemos de enterarnos de cómo era la vida en aquel tiempo, de las costumbres, uso de los términos, sistema de estudios, derechos legales y más; como comprenden todos, es imposible en un artículo asumir esa materia, por lo que todos quedamos con el reto entre manos.

Resulta que don Pablo Alvarado apenas estuvo en la cárcel unos pocos días, su falta no fue tan grave y no trascendió entre las gentes de aquel tiempo.

Solamente se le hizo una sumaria que, por ahora, no sabemos si acabó en juicio y, si fue así, no sabemos si hubo condenatoria, y si la hubo, no sabemos qué tan tormentosa fue.

Por ahí de setiembre del 2023 dimos algunas respuestas aclarando esta situación tomando en cuenta que no perdió sus derechos de ciudadano, pues rápidamente estaba representando legalmente a su hermano sacerdote José Antonio en un proceso de oposición de parroquias.

Para aquel tiempo, alguien que hubiera cometido una falta tan grave como la que el corregidor quiere fabulosamente atribuirle, no solo hubiera perdido ese derecho y su honor a nivel social, sino que también hubiera acabado mucho tiempo en la cárcel, o exiliado o hubiera perdido su vida. Resulta que nada de eso pasó.

Con la esperanza de que este 15 de setiembre del 2024 no tengamos que volver a salir a aclarar lo equivocado de las correcciones del “corregidor”, en la próxima entrega daré más razones por las que se comprueba, con documentación de archivo, que la falta alvaradiana no fue tan grave.

Queda por ahora nada más anotar que el autor de estas letras no tenía en mente estudiar a Pablo Alvarado, pero la pretensión de crear un nuevo héroe me obligó.

*El autor es académico correspondiente de la Academia de Historia y Geografía de Guatemala. Premio Cleto González Víquez 2022, de la Academia de Geografía e Historia de Costa Rica.

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