Esta es la segunda parte de la entrevista con el periodista Carlos Morales Castro:
– En la actualidad, una considerable cantidad de personas cree que se informó con solo ver una fotografía y leer un encabezado de dos líneas. ¿En qué nivel nos encontramos?
Peor que eso. Puede ser que queden satisfechos con solo la pasadita de Facebook de la mañana o con escuchar los mensajes de redes sociales, que suelen ser muy estúpidos, que hablan de esa bellaquería a la que hemos llegado. Si los medios de comunicación se fueron pervirtiendo, basureando, la gente también fue basureando su mente.
– Basándonos, entonces, en las nuevas tendencias, en la nueva forma en que la industria procesa la información. ¿Cuál es la mejor forma de informarse en estos tiempos? ¿Leyendo un encabezado de dos líneas con una foto o una nota periodística que reúna la mayoría de valores noticiosos?
Para lograr eso es necesario someterse a diversas fuentes de información, es preciso tener contacto con muchas fuentes de información y en eso la internet es muy buena, es la parte buena de las redes sociales.
A las redes sociales no hay que denegarlas como una baratija despreciable, no, no son despreciables, tienen una cantidad de elementos que son útiles. Pero bien usados y por tiempo limitado, no por adicción.
La manera de comunicarse rápido, la manera de lograr acceso mundial, universal, la manera de ver qué piensan otros mundos, otras gentes, otras civilizaciones, otras culturas. Eso es una maravilla de las redes sociales. Vienen a dar un aporte informativo muy importante, lo que pasa es que hay que saber escoger y para saber escoger, hay que tener un criterio y para tener criterio hay que haber tenido una buena formación.
Entérese: Primera parte de la entrevista con el periodista Carlos Morales Castro.
No se puede ser una persona con criterio como para estimar que el discurso de la chiquita que habla durante 40 minutos seguidos sobre quién debe ser el mejor candidato, aunque no lo diga, es ya la santa la palabra, la voz sagrada y es eso lo que tenemos que hacer.
No podemos doblegarnos a ese nivel de su seducción, al encanto de las redes sociales, hay que ser crítico para eso, pero también hay que verlo con el contacto que se tenga con otros medios. No sé cuánta gente tiene posibilidad de adquirir otros medios, pero yo creo que hay que someterse a todo lo que se pueda. Además, son baratos.
En la web, con el Internet, no hay ni que pagar por ellos. El Internet ofrece el servicio de El País de Madrid, el servicio de CNN, el servicio del Washington Post, del New York Times, de la prensa RT rusa, lo que quieras de cualquier parte del mundo. Más bien, hay que tener tiempo para poder verlos. Pero si uno saca su ratito para comparar, para equilibrar, para contrastar, puede obtener un criterio más seguro. Estamos en una época en que nada es seguro, todo es difícil, todo es inseguro, si no se pueden tener todas esas opiniones, todos esos criterios, tu criterio también está dependiendo de esa falta de criterio.
Estamos en una época muy díficil, porque es una época que algunos autores han llamado delicuescente, o sea líquida, que se hace como gelatina en las manos y se nos va entre los dedos. Esa es la época en la que vivimos.
Yo sí siento que es una época en Costa Rica muy tonta, donde hay muestras de estulticia muy frecuentes. Un día de estos vimos a una candidata a diputada por Guanacaste (del Frente Amplio) decir que no había que invertir más plata en ese aeropuerto de Liberia, porque ese aeropuerto de Liberia no les servía a los guanacastecos porque nunca se montan en esos aviones. Eso es una tontería absoluta, si ese aeropuerto de Liberia le está dando de comer a todos los guanacastecos porque por ahí entra toda la plata. Otra inteligente del partido atacó a los hoteles de siete estrellas, lo que le parece una sinvergüenzada de los hoteleros, cuando la gente pasa hambre. Pasarían mucha más hambre si no hubiera tales inversiones. Eso es una aberración mental, un ir contra el mundo globalizado, contra el mundo moderno. Eso es parte de la involución mental de los medios de comunicación. Yo creo que vamos para atrás en ese sentido.
Ahora, ¿adónde vamos a llegar? No sé. Antes pensaba que nos íbamos a ir al carajo, que esta civilización se va para el carajo, y lo dije en un libro con mucho temor. Lo que pasa es que eso es una contradicción, porque al decir que nos vamos para el carajo, yo no pierdo la esperanza de que no nos vayamos para el carajo.
– La falta de criterio que afecta al costarricense, ¿hace más fácil que sea engañado a través de las famosas ‘fake news’?
Claro, porque a una población mal cultivada, a una población que no lee, a una población que no sabe digerir los contenidos de los medios de comunicación se le puede convencer muy fácilmente, se le puede engañar fácil con el oro falso.
Los discursos de hoy son encantadores, porque es muy fácil encantar a una población desleída, a una población inculta. Yo no sé qué vaya a pasar cuando vayan a votar los guanacastecos en las próximas elecciones, qué van a hacer ellos, si van a poder votar por ese partido que dice que no usan los aviones y que por eso que no venga más gente a construir hoteles y que nadie le meta plata al aeropuerto. ¿O se darán cuenta de que es una sandez y que por tanto no se puede sentir como discurso válido para ellos? O votarán por el culto ramasheko. No sé.
-¿Qué terreno está pisando el periodismo actual?
Yo pienso que estamos en otro mundo. Siento que mi tesis de un periodismo destruido se va confirmando.
A La Nación, el periódico más importante de Costa Rica, le falta muy poco para que se muera. No hay quite. No es ninguna imbecilidad lo que estoy diciendo. Uno agarra La Nación de estos días, con 30 páginas, y la compara con La Nación que hacíamos, hace 30-40 años, que era paquete de 132 páginas, ya esto es como la quinta o sexta parte de lo que hacíamos. Y la hacíamos con la quinta parte del personal que actualmente tiene. Eso es muerte lenta.
Ese periódico está sin publicidad y está, alguna gente dice que quebrado, yo no creo que esté quebrado, pero yo pienso que está en el camino del Boston Globe, de cambiarse a lo digital. El periódico como impreso, ya no, no se sostiene. Se tiene que sostener con espectáculos en el Parque Viva, con carreras en el velódromo tal, con restaurantes, con urbanismo, con un montón de cosas para que la empresa sobreviva y el periódico impreso le sirva como medio de coacción, de participación política y de adoctrinamiento y que está cada día peor, como contenido está cada día peor.
Cada vez encontramos pensamientos más anticostarricenses, que provienen de otras fuentes, mucho material recortado, mucho artículo comprado en sindicato de artículos generalmente norteamericanos que me los brinco porque no me interesa lo que opinen en Estados Unidos en ese nivel, me interesa lo que pasa en Costa Rica. Ese periódico impreso está en proceso de desaparición.
-¿Se están informando bien los costarricenses?
En los 80, 90, denuncé el periodismo corrongo, era un trabajo de investigación sobre la forma en la que se iba derritiendo el periodismo duro, como se iba diluyendo el periodismo clásico para convertirlo en un periodismo de entretenimiento, de frivolidad, de mala redacción, lleno de faltas de gramática en todo lado. Ese periodismo corrongo siguió evolucionando y sigue ganando terreno. Por supuesto que va ganando hasta convertirse hoy en día en el Instagrand o en el Tik Tok, por ejemplo; entonces la campaña política se puede hacer a puro Tik Tok.
Estuve en una mesa redonda con una gente, donde había unos periodistas de la nueva generación y había uno que, me parece, era miembro joven del Colegio de Periodistas (de Costa Rica), que es como un club de periodistas, porque eso de Colegio no tiene nada. Él me dijo que yo estaba totalmente desfasado, porque él, con las nuevas tecnologías de la comunicación, era capaz de hacer una crónica deportiva de fútbol con solo tres o cuatro emoji (emoticono). El tipo lo que decía era que el periodismo del futuro se podía hacer a puros emoji. Ese es el nivel que se está haciendo de oferta y también de recepción. La gente se conforma con un Tik Tok. Es más, los candidatos hacen la campaña política a través de Tik Tok.
Un día de estos vimos a (Eli) Feinzaig dando vueltas como un helicóptero, porque en Alajuela le habían puesto de apodo el helicóptero. Ese tipo de ridiculeces que hablan de la estulticia nacional, la tontería nacional, es a lo que hemos ido caminando. ¿Vamos a llegar al abismo absoluto? Tengo la esperanza de que no, en todo caso, yo no lo veré.
– Si al costarricense le falta criterio por diversas razones que hemos conversado, ¿puede engancharse fácilmente con lo que le vendan los medios de comunicación habituales que conocemos y que escriben fundamentados en un enfoque sesgado por sus intereses comerciales?
Creo que parte de la afición que los jóvenes tienen por las redes sociales, es que están hartos de los medios de comunicación tradicionales, que se han comportado como medios poco fiables, como medios falsificadores, creadores de ‘fake news’, adoctrinadores. Todo eso hace que la juventud proteste y proteste acudiendo a otros vehículos, en ese caso, las redes sociales que las tienen más cerca, que son más afines a su juventud. La juventud tiende a ser más rebelde, es lógico que los jóvenes sean rebeldes.
Además, es conveniente, entonces desprecian a esos medios tradicionales. Buscan a los otros y los otros qué les ofrecen, les ofrecen la frivolidad también, porque a eso nos han educado los medios. Entonces, es un círculo vicioso, no le veo salida.
Yo no podría ir a la Escuela de Periodismo a dar clases, no me entenderían nada de lo que estoy hablando.