Doña María Alicia Flores Núñez, quien sobrevivió a la revolcada de un toro endemoniado, pensó mucho en demandar al dueño del animal, pero prefirió dejar las cosas queditas.
Aunque fue un ataque violento, del que salió viva de milagro, gracias a su inquebrantable fe en la Virgencita y la Santa Cruz, la bisabuela, de 76 años, afirma que no fue culpa de nadie y que solo se trató de un accidente.
“Yo lo pensé muy bien (si demandar al dueño), pero el muchacho no tuvo la culpa. Si el toro se salió de dónde él lo tenía, él ni cuenta se dio, el toro se salió solito”, le contó a ¡Qué Torta!, la tarde de este jueves 11 de abril del 2024.
El cachudo revolcó a doña María Alicia este miércoles 10 de abril del 2024, en Oreamuno de Cartago. Cuando ella iba caminando por la acera, el bichote se salió del potrero donde estaba y la embistió con furia, tal como se ve en un video que circuló en redes sociales.
Flores tiene un golpe en la espalda, la cara muy lastimada, el brazo derecho no lo puede ni mover, le duele la colita, está toda moreteada, tiene raspones en las rodillas y en los dedos de las manos y el ojo izquierdo no lo puede abrir.
Le hicieron radiografías y TAC y gracias a Dios todo salió bien.
Este jueves se recuperaba en su casa, en San Rafael de Oreamuno, Cartago, que parecía un hervidero, porque no dejaba de entrar y salir gente que quería saludarla y desearle una pronta recuperación.
Le contaron que el animal despedazó el alambre del potrero, pero también le han dicho que unos chiquillos estuvieron, literalmente, “toreándolo” y sospechan que le dejaron el portón abierto y salió furioso.
Muy salvaje
Doña María Alicia camina todos los días porque es diabética y pasa por ese potrero con frecuencia, aunque es la primera vez que allí se asoma un animal.
Cuando iba de regreso a su casa (le quedaba alrededor de un kilómetro) vio al toro, pero no le dio importancia y siguió caminando, porque no le pareció peligroso, hasta que un muchacho, al que ahora ella llama su ángel de la guarda, le gritó: “Señora, corra, señora, corra”.
“Yo decía: por qué me dice que corra si no veo nada. Me faltaban como cuatro pasos para llegar donde él, para meterme donde venden pacas, cuando nada más siento por detrás como si me hubieran pegado una pedrada”, cuenta Flores, quien afirma que si el muchacho no le grita ella se hubiese topado al torito de frente y el cuento sería otro.
Doña María Alicia cayó al suelo, perdió por unos instantes la noción, pero cuando reaccionó y levantó un poquito la cabeza vio que se trataba de un toro que le había pasado por encima.
“Era un torazo negro, de esos que llevan a las corridas”, recordó.
Parece que la bestia hizo estragos, porque empujó un carro parqueado, casi ataca a un muchacho en bici, agredió a un perrito y, finalmente, embistió a un señor que esperaba el bus de Pacayas, hasta que lo agarraron en Maxi Palí, según le contaron a la bisabuela.
Doña María Alicia, quien es mamá de cinco hijos, tiene 10 nietos y varios bisnietos, dijo no tener miedo y espera volver a salir a caminar apenas se recupere.
Es una mujer de acero, porque no es la primera vez que su vida corre peligro. Hace unos tres años una ola la revolcó en Limón, la hizo tirada en unos corales, se raspó toda y salió a como pudo.
“Soy muy devota de la Virgen y la Santa Cruz, ella fue la que me salvó del toro”, afirmó.
Del dueño del animal se sabe poco y hasta ahora no ha aparecido ni siquiera para preguntar cómo está la señora.