Al mejor estilo de los narcogatilleros, el policía Anthony Ramos Navarrete cayó en las manos del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) por aparentemente asesinar de cuatro balazos al pirata Robert Pérez Bell.
El crimen ocurrió la tarde del 27 de diciembre anterior ante la vista y paciencia de decenas de guapileños que caminaban en los alrededores de la iglesia católica.
Un video sirvió de guía para los agentes en el que se aprecia de cuerpo entero a Ramos, pero no se le ve la cara, pues lleva puesto un casco con visera oscura.
Ese casco, así como ropa, marihuana, cocaína y crack decomisaron las autoridades en un apartamento donde vivía Ramos en el centro de Guápiles.
Además, los investigadores allanaron la casa de unos familiares del uniformado, en barrio Los Sauces, en Guácimo, Limón, donde hallaron partes de la motocicleta que presuntamente utilizó para cometer el asesinato y huir a toda velocidad del lugar junto con un amigo. Agentes recogieron en ese lugar un revólver calibre .38mm.
Hasta el momento se desconoce el motivo de la agresión, pero se cree que se debería a un ajuste de cuentas. Pérez Bell era oriundo de Turrialba y dejó tres hijos.