Jorge Luis Ugalde Montero, de 68 años, y doña Marta Elena Acuña López, de 62 años, vivían la ilusión de terminar pronto una casita que construían en una finquita que compraron hace unos seis meses en Río Frío, de Las Horquetas, en Sarapiquí de Heredia.
Hacia ese lugar se dirigían la mañana de este sábado 4 de febrero del 2023 junto con su hijo Manuel Antonio Ugalde Acuña, de 26 años, quien conducía un Mitsubishi Nativa rojo.
El sueño se apagó de golpe en cuestión de segundos al caer a un guindo de aproximadamente 400 metros de profundidad, cuatro kilómetros después del puente sobre el río Sucio, en la carretera Braulio Carrillo que conecta San José con Limón.
La alerta del accidente la recibió el Cuerpo de Bomberos de Costa Rica al ser las 6:36 a. m.
Gritos desesperados de Manuel Antonio, desde el fondo del precipicio, alteraron la mañana de quienes pasaban por el lugar. “¡Ayuda!”, se escuchó como si alguien le hubiera desgarrado el alma al joven, quien pudo salir por sus propios medios, pero sus padres no lo lograron.
Para peores, el vehículo explotó y los esposos sufrieron quemaduras que los dejaron irreconocibles.
Es necesario que las autoridades les realicen pruebas de ADN para reconfirmar que son ellos, comentó a ¡Qué Torta! Natalia Ugalde, hija de don Jorge Luis.
“Mi padre fue un señor muy trabajador, humilde, honrado, con un corazón noble. Siempre estuvo dispuesto a ayudar a los demás y dar lo que no tenía.
“Él se pensionó hace unos cinco años. Trabajó por más de 30 años en mantenimiento en el Hospital Nacional de Niños.
“Ellos se compraron una finquita en Río Frío. Todos los fines de semana llevaban cositas para meterle a una casita que estaban construyendo”, relató Natalia.
A Marco Antonio le dieron de alta del hospital San Vicente de Paúl, Heredia, la tarde de este sábado. Él vivía con los señores.
“Me llamó y me dijo que lo perdonara porque se siente culpable (por la muerte de los padres). No me pudo contar cómo sucedió el accidente”, agregó Natalia.
Los esposos vivían en La Capri, de San Miguel de Desamparados. A don Jorge Luis le encantaba sembrar.
Conversó con su hermana Natalia y le confesó que se siente culpable por la muerte de sus padres.