Las pistas escasas que hay sobre el paradero de la pequeña Keibril Amira García Amador, de tan solo nueve meses de nacida, convencieron a las autoridades de terminar la búsqueda en los pueblos cartagineses de Cervantes y Pacayas de Alvarado, así como de Juan Viñas de Jiménez.
Es una triste dosis de realidad para decenas de agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), de cruzrojistas, de rescatistas voluntarios, de policías y de vecinos que dejaron el alma en el campo durante los últimos 16 días.
Resolver el misterio sobre el destino de la bebita es algo que se percibe lejano.
Y si no aparece, eso trae algunas otras consecuencias en el proceso como, por ejemplo, que no se le abra un expediente por homicidio calificado a su padre, un hombre de apellido Casasola, quien se la robó de los brazos a la madre, una adolescente, de 13 años, quien quedó embarazada a los 11 años producto de una violación.
Hasta ahora, al único sospechoso de la desaparición de Keibril se le siguen dos causas: una por el presunto delito de sustracción de menor y otro por el de violación. Cumple seis meses de prisión preventiva y, hasta este lunes 24 de abril del 2023, guarda silencio. El rapto ocurrió la mañana del domingo 9 de abril.
El OIJ informó que el fin de la búsqueda no significa que se cierre la investigación. Incluso, recordó que se está a la espera del resultado de la prueba de ADN que se le hizo a una ropita que recogieron en el trapiche de Juan Viñas.
Versiones extraoficiales apuntan que la sangre que había en esas prendas no correspondería a Keibril. Si eso se llega a confirmar, la acusación por homicidio contra Casasola se cae aún más.
“Se continúa con la investigación para descartar que la menor haya sido entregada a otra persona”, informó el OIJ en un comunicado.
La Policía Internacional (Interpol) activó una alerta amarilla en 195 países sobre la desaparición de la chiquita.