Las pensiones de lujo morirán hasta el 2085 según una estimación de un estudio actuarial en poder de la Dirección Nacional de Pensiones, órgano que pertenece al Ministerio de Trabajo.
Así lo explicó de forma categórica el director Nacional de Pensiones, Luis Paulino Mora Lizano, en el foro “Pensiones de Lujo: ¿por qué no se han eliminado”, que se realizó el 30 de octubre anterior en el Salón de Expresidentes del Congreso.
“Tenemos regímenes no contributivos que no tienen nada que ver con la justicia social. Hay una proyección actuarial que vamos a cerrar en el 2085. En el 2085 probablemente se va a morir la última viuda joven del último señor mayor que tuvo una pensión. Y en el 2085 probablemente esa última viuda joven va a cumplir la edad y va a morir y ahí vamos a cerrar los regímenes”, aseguró Mora.
Y esto queda sujeto a que haya voluntad política en la Asamblea Legislativa para que se apruebe una reforma que desaparezca de raíz las pensiones para los expresidentes de la República.
Actualmente, el diputado socialcristiano Rodolfo Peña propuso un texto que las eliminaría; si esto se convierte en ley en el 2085 no sobreviviría ningún régimen que conceda beneficios abusivos de esta categoría.
“Pero expresidentes siempre van a haber. Cada cuatro años vamos a estar eligiendo representantes a la Presidencia entonces para poder cerrar en el 2085 tenemos que cerrar el régimen de los expresidentes porque sino mínimo va a quedar ese régimen”, agregó el funcionario.
Cabe destacar que el gobierno de Carlos Alvarado, quien firmó la ley que recorta un poco las pensiones de lujo (es un remiendo más que le permite recaudar al Estado ¢12.197 millones al año al cobrar la contribución solidaria a 3.198 pensiones con montos entre los ¢2,2 millones y los ¢2,6 millones), dejó por fuera esa iniciativa de las que presentó para el periodo de sesiones extraordinarias.
El único proyecto que el gobierno convocó relacionado con pensiones es el de Reforma para la Equidad, Eficiencia y Sostenibilidad de los Regímenes de Pensiones, con lo que se busca eliminar los regímenes especiales con cargo al Presupuesto Nacional y trasladar los que están vigentes de la Dirección Nacional de Pensiones al IVM de la CCSS.
Mientras la ley permita que cada expresidente reciba poco más de ¢4 millones al mes de pensión vitalicia y que sus familiares la hereden seguirá vigente un sistema completamente injusto.
Alvarado ha celebrado los esfuerzos por eliminar las pensiones de lujo, como el más reciente que planteó la diputada Xiomara Rodríguez, del partido Restauración Nacional, pero en numerosas ocasiones se ha resistido a renunciar a la que le toca.
Si al 7 de mayo del 2022 no se aprueba la eliminación del régimen de pensiones de los expresidentes, el actual mandatario recibirá a partir de junio una pensión vitalicia a partir de los 42 años.
Un estudio de la Superintendencia de Pensiones (Supén) basado en la expectativa de vida de Alvarado establece que su pensión de lujo le costaría al país más de ¢1.400 millones.