Las pandillas salvadoreñas extendieron sus tentáculos en el poder militar y político.
Estas organizaciones criminales tenían sus raíces tan firmes, en el 2016, que querían más.
De acuerdo con un informe que reveló el medio cuscatleco El Diario de Hoy, la idea de las mafias era amarrarle las manos al gobierno de Salvador Sánchez Cerén (2014-2019), del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN, de izquierda), amenazando al país con incrementar la oleada de violencia hasta conseguir que el mundo volteara su mirada.
Los líderes de estos grupos proyectaban que entes como la Organización de Naciones Unidas (ONU) “interviniera y facilitara un diálogo entre el gobierno y las estructuras para buscar beneficios”, citó el periódico.
Una vez que las pandillas consiguieran esa primera meta querían ampliar su control: ganar municipalidades, ocupar ministerios, ser amos y dueños de territorios y, como consecuencia, financiarse y aumentar la cuenta del banco con la plata del Estado.
El Diario de Hoy se basa en un audio que la Fiscalía General del país centroamericano intervino desde un celular en la investigación contra las maras en el 2016.
“Pues sí, entonces los países de otro lado, así como la OTAN, ONU, pueden intervenir, cabrón, para frenar el conflicto, ya me entendés; pueden intervenir para hacer que el sistema dialogue con nosotros.
“Entonces, nosotros ya somos un poder establecido que podemos llegar al poder, así como lo hicieron ellos, porque crees que no lo aplican por lo mismo, porque eso tiene una llave, que a ellos les va a costar votos, les va a costar caro, porque si nosotros nos posesionamos hermano, nosotros sí tenemos poder para ganar alcaldías loco y ganar ministerios y hacerlo rápido, ya me entendés cómo es la doble que trae eso”, es la transcripción textual de la prueba.
En otras etapas del proceso, se determinó que los mareros se reunían con funcionarios del FMLN de alto nivel, “como el ministro de Gobernación y el de Seguridad Pública”.
Las organizaciones criminales tenían mucho dinero, que recibieron de políticos, y lo invertían en compra de armas, drogas y algunos lujos.