Pareciera gracioso y, hasta el colmo, pero es un caso de la vida real.
¿A quiénes les ha sucedido que andan en un puro carrerón, deben subirse al bus y a la hora de pagar se dan cuenta que no tienen menudo?
Puede que ocurra cada muerte de obispo, sin embargo, esa congoja no se olvida.
Y es que es como mentira que después de casi más de una década se materialice el pago electrónico en los buses.
Que con un reloj inteligente, un brazalete, una tarjeta o un teléfono se pueda cancelar el pasaje.
La novedad es que esta solución tecnológica llegó a Goicoechea y a las 118 unidades que administra la empresa Guadalupe Limitada.
Sí es un notición, porque le hace la vida más fácil al usuario, aunque, como todo en Costa Rica, se atrasó demasiado por pura burocracia, lo normal.
“La opción de pago electrónico en el transporte masivo de pasajeros se convierte en un impulsor de la bancarización, la inclusión financiera y la digitalización de los pagos”, aseguró Carlos Melegatti, director de la División de Sistemas de Pago del Banco Central de Costa Rica (BCCR).
Rodrigo Chaves, presidente de la República, destacó cómo es posible que las alianzas entre el sector público y privado permiten que se avance.
“De eso se trata cuando nos referimos a la prosperidad compartida: acercar a Costa Rica al desarrollo, a una mejor calidad de vida y a servicios públicos eficientes con medios de pago de primer mundo al alcance de la mayoría, y no solo para beneficio de unos cuantos privilegiados”, afirmó el mandatario.
Este sistema ya opera en 636 autobuses de diversos sectores de la Gran Área Metropolitana (GAM) y en todas las rutas de trenes del Instituto Costarricense de Ferrocarriles (Incofer).
Se proyecta que los 3.000 autobuses estén equipados y en funcionamiento al finalizar el 2025.