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Martillazo gringo de medianoche en Irán tiene temblando al Oriente Medio

El conflicto en Medio Oriente dio un giro alarmante la noche de este sábado 21 de junio del 2025 (domingo 22 en la madrugada en Teherán), cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó ataques aéreos contra instalaciones nucleares en Irán, utilizando bombarderos B-2 para sumarse directamente a la ofensiva que Israel había iniciado el 13 de junio.

Trump calificó la operación Martillazo de Medianoche como un “éxito militar espectacular” en su red social, asegurando que las principales instalaciones de enriquecimiento de uranio habían sido “completamente y totalmente destruidas”. Sin embargo, reportes satelitales y testimonios desde el terreno indican lo contrario.

De los tres sitios atacados —Esfahan, Natanz y Fordow— dos ya habían sido evacuados días antes, tras los bombardeos israelíes. En el caso de Fordow, solo una de sus cinco entradas habría sido dañada, mientras que el núcleo de la instalación, construido bajo una montaña, permanece intacto.

La población cercana, como en la ciudad de Qom, continuó con sus actividades cotidianas, y no se registraron incendios ni humo en la zona del ataque, según vídeos grabados a distancia por residentes.

El ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Abbas Araghchi, declaró desde Ankara, Turquía, durante una reunión de la Organización para la Cooperación Islámica (OCI), que lo destruido por Estados Unidos “no fueron las instalaciones nucleares, sino la diplomacia”.

La ofensiva conjunta ha dejado hasta el momento 400 civiles muertos y unos 2.000 heridos, de acuerdo con cifras actualizadas del Ministerio de Salud iraní.

De lo encubierto a lo evidente

Hasta antes del ataque del domingo, Washington había negado una participación directa en el conflicto, limitándose a brindar apoyo a Israel. Pero la intervención aérea estadounidense modificó por completo ese escenario.

El presidente iraní, Masoud Pezeshkian, acusó a EE. UU. de ser el “instigador real” de la guerra y afirmó que su implicación se hizo explícita cuando las fuerzas israelíes comenzaron a perder terreno.

Según analistas consultados por medios iraníes, el objetivo inicial de Israel habría sido eliminar líderes militares iraníes para evitar represalias internas, pero esa estrategia no logró desmovilizar a las fuerzas armadas iraníes, que iniciaron ataques de respuesta el mismo día de los asesinatos.

Desde entonces, Israel sufre impactos diarios de misiles y drones iraníes, con graves consecuencias en sus territorios ocupados, mientras su economía y tejido social enfrentan una crisis creciente.

¿Qué sigue?

Tras los ataques, el secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, aseguró que Washington no busca expandir el conflicto y ya habría enviado mensajes privados a Teherán solicitando retomar negociaciones.

No obstante, el líder supremo iraní, el ayatolá Ali Khamenei, había advertido días atrás que cualquier ataque estadounidense provocaría un “daño irreparable” para EE. UU. En este contexto, se barajan posibles represalias iraníes, como atacar bases militares estadounidenses en la región, cerrar el estratégico estrecho de Ormuz —por donde transita el 25% del petróleo mundial— o modificar su política nuclear.

Por ahora, Irán ha manifestado que seguirá respetando el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), aunque no se descarta una respuesta militar directa en los próximos días.

Según la agencia Fars News, Teherán estima que el conflicto podría extenderse por hasta seis meses, y ha tomado previsiones logísticas y militares para sostenerlo.

El temor a una guerra regional total se hace más real a cada hora. Países como Arabia Saudita, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Turquía y Omán expresaron este domingo su preocupación por las “consecuencias duraderas” de la intervención estadounidense.

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