El exministro de Transportes, Luis Amador pasó de ser el ministro mimado, a dejar el gobierno por la puerta de atrás y convertirse en un enconado rival del presidente, Rodrigo Chaves, al que muerde a cambio de cosechar caudal electoral.
Es la naturaleza de la política y, aunque surjan tantos cantos que suenen diferentes, el guion siempre será igual.
Este jueves 5 de setiembre del 2024, Amador se presentó a la Fiscalía para declarar sobre el presunto delito de falsedad ideológica por el supuesto favorecimiento a la constructora MECO al hacer, presuntamente, un cartel a la medida, para reparar la pista de aterrizaje del aeropuerto internacional Daniel Oduber, en Liberia, Guanacaste.
Antes de ingresar a la indagatoria, Amador dijo que Chaves estaba consciente de todo lo que ocurría y que todo fue un montaje para ensuciar su nombre, por eso acudió a la Fiscalía, por su propia solicitud, para presentar pruebas y despejar toda duda.
“Esto (el caso de la pista) es un asunto de larga data, eso no ocurrió en marzo. El presidente está enterado y sabe de las diferentes cosas que vienen aconteciendo desde el año anterior, lo que pasa es que su estilo es buscar una excusa y usar esa excusa para quitarse de encima a la persona”, aseguró.
Luego de tres horas de indagatoria, Amador atendió de nuevo a la presa e insistió en que su único fin es limpiar su nombre y procedió a confirmar que afina todos los detalles para su candidatura presidencial.
“Son cosas separadas. Sí, he tenido una serie de reuniones proselitistas, en las cuales estamos en conversaciones con líderes de diferentes regiones, personas interesadas en montar un movimiento político y ese movimiento política sería con el cual aspiraría a la candidatura presidencial”, afirmó.
Chaves destituyó a Amador el martes 12 de marzo. También separó a Fernando Naranjo, director de Aviación Civil.
En esa ocasión Chaves sugirió que el cartel para la reparación de la pista del aeropuerto estaba prácticamente hecho a la medida.
La adjudicación a MECO fue por un total de ¢21.000 millones, ¢1.000 millones más que la oferta del consorcio Pedregal, la otra empresa que participó en la licitación.
Los dos criterios de selección eran precio y experiencia, pero el cartel pedía experiencia en construcción de pistas de aterriza de más de 20.000 metros cuadrados, aspecto que solo cumplía MECO.