*Por José Eduardo Mora
Especial para ¡Qué Torta!
En el fútbol de Costa Rica vamos de engaño en engaño, como si los ecos de ese viejo bolero de la resignación fuese el estribillo preferido.
Me sorprende, por lo tanto, ver que un entrenador como Douglas Sequeira diga que sale satisfecho del Morera Soto en el que acaba de perder contra Alajuelense.
Su argumentación se basa en que estuvieron cerca del triunfo. A los segundones, me solía decir mi director de Deportes en La Nación, Ricardo Quirós, no los recuerda nadie.
Cuando escucho ese tipo de argumentaciones, me pregunto si una obra de teatro se ha de juzgar por el primer acto o por la propuesta completa. Igual es el fútbol. Los ‘casi casi’ son suspiros que no llevan a ninguna parte.
Es cierto que la Liga tiene mejor banquillo que Puntarenas y que este no es un dato menor, pero un verdadero estratega, en el sentido literal del término, tiene que planear hoy un partido de 95 a 100 minutos, y con sus recursos ver cómo saca ventaja, incluso en condiciones adversas.
Por eso dirigir es tan complicado y es un espacio reservado para pocos, aunque en Costa Rica muchos son entrenadores tres meses después de haberse retirado.
La dirección técnica debe ejercerse con suma rigurosidad y es necesario prepararse en diferentes campos, no solo en el técnico-táctico, aunque este sea esencial.
De modo que al ver a los porteños a punto de celebrar su derrota de 3 a 2 contra los rojinegros, me lleva a pensar que en nuestro país las exigencias son bajas y que basta con poco para lanzar las campanas al vuelo.
Olvidamos, desde luego, que un atleta olímpico sabe que por una milésima de segundo se le puede escapar el oro, la gloria y la grandeza, y que, por ende, por esa milésima de segundo está dispuesto a dar la vida si fuera necesario.
Basta de autoengaños y de hablar que un equipo jugó bien 60 minutos, porque en el fondo ese análisis se vuelve falaz e insustancial y se convierte en un canto de perdedores, sin siquiera la cadencia y el espíritu de revancha que en sus entrañas guarda un bolero.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL