Daniel Alberto Mora Monge, de 35 años, puede respirar tranquilo después de la llorada que se pegó en una de las salas de juicio del Segundo Circuito Judicial de San José, en Montelimar, Goicoechea.
Parece que ese gesto de arrepentimiento y arrodillarse delante de los padres de Lucía Mata Durán, el jueves anterior, durante el debate en el que el Tribunal Penal de Goicoechea analizó si se le ajustaba la pena por la muerte de la ciclista, tocó el corazón de propios y extraños.
Mora Monge tendrá una vida normal. Este viernes le rebajaron la pena de siete años de prisión a seis años de arresto domiciliario con monitoreo electrónico por un único delito de homicidio culposo.
Su castigo es ridículo a pesar de que mató a cuatro ciclistas al embestirlos salvajemente la madrugada del 29 de enero del 2017 mientras conducía su bólido, un Ford Mustang, a más de 100 kilómetros por hora en una zona donde el límite de velocidad permitido es de 50 kilómetros por hora.
La tragedia ocurrió a un costado del Walmart, en Lomas de Ayarco, en Sánchez de Curridabat.
Logró conciliar con los familiares de Lenín Ortiz Quesada, de 46 años; de Mario Enrique Retana Pérez, de 49 años, y de Pablo Enrique Alcócer Alcócer, de 54 años. Los únicos que no aceptaron negociar fueron los papás de Lucía, pues querían que se hiciera justicia y marcar un precedente sobre la pena que recibiría Mora Monge.
Eso no ocurrió. Para la magnitud del impacto generado aquel domingo, apenas salía el sol para esos cuatro amigos, no es nada seis años de arresto domiciliario y cinco años de inhabilitación de conducción de vehículos.
El fallo no es ejemplarizante, ni marca un precedente en la historia judicial del país; más bien, genera cierta indignación en la ciudadanía, a pesar de que como dijo don Genaro Mata, papá de Laura, ya lo perdonaron.
Mora Monge sí podrá hacer una vida normal. Aunque su pena sea de arresto domiciliario podrá salir cuántas veces se lo permita un juez de ejecución.
Los argumentos del Tribunal Penal de Goicoechea se ajustaron a los presupuestos que especifica la ley; no es un delito de delincuencia organizada, ni hubo utilización de armas de fuego de por medio (aunque el carro sí se convirtió en un arma para desaparecer a los cuatro ciclistas). Es una persona que estudia, “que es productiva para la sociedad, puede serle útil y reinsertarse”, argumentó la presidenta del Tribunal, Adriana Tenorio Jara.
Otro de los detalles es que Mora Monge no constituye un peligro y no cuenta con antecedentes penales.
Y aunque muchos consideren que el resultado final de este proceso sea injusto, lo permite la ley.