Desde junio del 2025, ¡Qué Torta! adelantó que Lilliana Carranza la estaba pasando bastante mal en canal 7.
En cuestión de meses, la solidez con la que llevaba el puesto de encargada de Comunicación Corporativa de Televisora de Costa Rica, así como la conducción del programa Estado nacional (tenía un rating bastante bajo por cierto) se esfumó como por arte de magia.
Este 15 de setiembre del 2025, la periodista confirmó en su perfil de Facebook que se va de la corporación. 20 minutos antes de esa publicación, a este medio llegó el telegrama, como es habitual, completamente veraz, que señalaba su renuncia irrevocable.
Los argumentos oficiales sobre su salida pueden estar llenos de adornos bonitos, como que se dedicará a proyectos personales, tal cual así lo expresa ella, y súmele todas las justificaciones positivas que quiera.
Alguien que se perfilaba como la sucesora indiscutible de Ignacio Santos para asumir la dirección de Telenoticias después del proceso electoral del 2026 y que hilvanó esa posibilidad a lo largo de cinco años (ella se reincorporó al 7 en enero del 2020), que se le fuera tan fácil de las manos por sus propias equivocaciones, como tuvo que haberla herido bastante.
Y todo esto que explicamos en esta nota periodística se fundamenta en hechos que únicamente ¡Qué Torta! se ha atrevido a decir, aunque duelan las verdades y a otros colegas les chimen. Se basan en datos que nos destapan fuentes de la alta gerencia del canal.
La caída de Carranza en Teletica comenzó con la desastrosa atención de una crisis reputacional que se vivió a finales de mayo del 2025.
Ahí comenzó a embarrialarse la cancha, casualmente en una controversia que se le volvió inmanejable y que estaba directamente relacionada con el presidente, Rodrigo Chaves.
Ella tuvo una participación directa en la salida de los periodistas Álvaro Sánchez y Christian Montero, de Telenoticias, quienes, en sendas publicaciones revelaron el número personal del mandatario.
Internamente, la decisión de echarlos no se barajó en un primer momento, pero conforme pasaron las horas evolucionó el tema hasta que René Picado, presidente de Teletica y tata de René Jr. (quien ahora hace y deshace), le ordenó a Ignacio (aunque lo niegue y reniegue) que los despidiera.
Curioso que justamente este año, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) le otorgara un premio a Picado en medio de ese escandalazo político en el que dejó a la buena de Dios a esos dos reporteros.
Ahí comenzaron a desplomarse las acciones de Lilliana. Este medio, como ya había publicado, supo que ella tuvo un rol protagónico en el envío de una carta a Casa Presidencial, dirigida al presidente Chaves, con el fin de que René e Ignacio se reunieran con él para conversar sobre lo sucedido.
Cuatro días después, Picado redactó otra carta dirigida al mandatario en la que se desdecía y ya no consideraba necesario la reunión. ¡Vaya papelón!
Si bien el asunto pasó, llegó otra seguidilla de peladas más que terminaron por socavar la confianza en la periodista.
Tal vez la más grosera fue cuando salió corre, corre, a decirle a los cuatro vientos a la canalla que era mentira que su amigazo Jota Martínez ya no era el director de Teletica Deportes.
Martínez dejó de mandar ahí desde finales de julio del 2025, tal como en exclusiva informó ¡Qué Torta!, y hasta la fecha la empresa no ha sabido qué hacer con esto, porque no lo ha dicho públicamente. Lo tienen tapadito, pero ya pa’ qué. Jota solo es presentador y listo.
El productor Mario Nájera asumirá las funciones de Lilliana. Que Dios los agarre confesados y ojalá frene la perseguidera interna que se tiene tratando de descubrir quién nos pasa la información.
Eso es muy feo, Marito, tratar de escarbar WhatsApps y correos internos. De todas formas, por ahí no nos llegan las informaciones. Quédese tranquilito y respire en paz.
Al Jr. se le avecinan tiempos complejos, en especial, para decidir quién asume el puesto de Ignacio en el 2026.