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La primera plaza pública del movimiento jaguar que adula al presidente Rodrigo Chaves

Aunque la convocatoria a una multitudinaria marcha, que nació del hueso más colorado del gobierno, era para pedir la jupa del fiscal general, Carlo Israel Díaz Sánchez (24/02/1973), se convirtió en la primera plaza pública jaguar.

La puesta en escena se asemejó a aquellas manifestaciones de fuerza que durante el bipartidismo se volvieron comunes en los cierres de campaña electoral, cuando el Partido Liberación Nacional (PLN) o el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) copaban el paseo Colón o la avenida segunda de San José.

Aquellas conglomeraciones dejaron de verse desde que se rompió con esa tradición política, por el lejano 2002. Si hubo alguna, era la excepción a la norma.

Nuestros abuelos decían que quien llevaba más gente a esos encuentros ganaba la Presidencia y, aunque era un cálculo al vuelo, no fallaba.

Lo de este martes 18 de marzo del 2025 reúne todos los elementos de un acto político en el inicio del año electoral.

Desde el manejo, los protagonistas, los discursos y la logística para trasladar gente. No queda duda. Todo inició en la plaza de la Justicia, en el epicentro del aparato judicial de San José. Allí se reunieron y los teloneros fueron Laura Fernández (exministra de la Presidencia y posible candidata del Chavismo), Pilar Cisneros (líder de la bancada de legisladores chavistas) y algunos otros dirigentes que se han unido al movimiento como Freddy González.

Tiene razón el presidente de la República, Rodrigo Chaves, que sucedió algo histórico e inédito en los años más recientes de la política nacional. 

Lo insólito es que, precisamente, sea él el plato fuerte de una marcha que, en la buena teoría, debieron asumir otros por el rol que desempeña. No está para plazas públicas, sino para gobernar y administrar el país.

En su discurso, virulento y duro, se nota un paralelismo con el fiscal Díaz, que de manera ingrata alguna vez dijo en la Asamblea Legislativa que Dios lo había elegido a él en el cargo; Chaves se autoproclamó como ‘el vocero del pueblo’ y luego subrayó que la voz del pueblo ‘es la voz de Dios’.

Aunque al final le soltó a la turba enardecida que satanás escogió a Díaz.

Difamó al fiscal general y lo llamó ‘corrupto’; mandó un balazo directo, sin enumerar nombres, a ‘cómplices’ de él en el Poder Judicial, a quienes calificó de ‘proxenetas’ (significa, según el diccionario de la Real Academia Española, una persona que obtiene beneficios de la prostitución de otra persona).

El coro de la manifestación lo dirigió un tiktoker, graduado como uno de los jaguares mayores, con pincito y todo, que se identifica como Robert Jr. (quién sabe cuánto se echó, aunque por supuesto que dirá que lo hizo por la patria, míremela, dijo aquel); pegaba unos alaridos alentando a la gente para que pidiera la salida de Díaz. Solo se oía: ‘fuera, fuera’.

A esa comparsa se unió el fiscal del Cibercrimen, Esteban Aguilar, (dicen que Trump lo espera para que le ayude en el Servicio Secreto; nótese el sarcasmo); luego, la Dama de Hierro (así le llama el tal Robert Jr.), Pilar Cisneros, se asomó para tirarle al fiscal general (ya lo había hecho en la plaza de la Justicia); también la alcaldesa de Limón, Ana Matarrita McCalla, de Unidos Podemos, el partido tureca de Natalia Díaz

Al final, todos jalaron para la choza, contentos, con la satisfacción del deber cumplido por la patria y con el corazón en paz de saber que alguien los defiende como el Chapulín Colorado.

Y, ante este aperitivo, ¿qué nos esperará en plena campaña?

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