La Churchilleta, el helado del año en el 2016, el que generó filas de filas en barrio Escalante, donde se ubicó su primer local, se secó para siempre.
La compañía Industrias Heladeras D.E.E.L (cuyo nombre fantasía es Los Paleteros) le puso candado al negocio que se dedicaba a la producción de diferentes tipos de paletas artesanales.
Desde octubre del 2019, una publicación del sitio digital adiariocr.com vaticinó el final de la empresa al dar a conocer que dejó “congeladas” a varias exfranquiciadas, es decir, sedes que adquirieron el permiso para vender esos productos.
La chispa le duró muy poco a un negocio mal manejado y que se asemeja a una “burbuja” cuyo impacto en redes sociales no se vio reflejado directamente en las calles, más allá del alboroto mediático que saboreó en los primeros meses.
Adiariocr.com especificó que esos puntos de ventas reportaban pérdidas en ganancias mensuales, atrasos en el pago de alquileres, deudas con la empresa distribuidora y falta de comunicación, como ejemplificaron con Carla Arias, operadora de dos franquicias de Los Paleteros, que las debió cerrar a tan solo un año de haberlas adquirido.
Esta emprendedora confesó que los problemas surgieron por la mala gestión de la compañía.
Ni Enrique Artiñano, ni Daniel Phillips, ni Édgar Berrocal se refirieron al cierre de Los Paleteros. Artiñano fue el único que le confirmó a adiariocr.com que no era parte de la empresa.