Aunque circule la pantomima de que Gustavo Alfaro llegó a dizque bretear al complejo Plycem, de la Federación Costarricense de Fútbol (Fedefútbol), en San Rafael de Alajuela, este jueves 18 de julio del 2024, su mente está concentrada en Paraguay.
Ese cuentico de que hoy es el técnico de la Sele, pero mañana no sabemos ni siquiera se lo cree la familia al presidente de la Fedefútbol, Osael Maroto.
Los medios guaraníes despejaron cualquier nebulosa al respecto de este novelón que se ha armado alrededor del entrenador de la Tricolor.
Por ejemplo, periodistas deportivos de Versus, la sección del diario La Nación de Paraguay, confirmaron en su espacio radial que Alfaro se reunió “en sus vacaciones”, en Miami, con Robert Harrison, presidente de la Asociación Paraguaya de Fútbol (APF) y miembro del comité ejecutivo de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), con quien llegó a un “acuerdo de palabra”.
Alfaro jala de Costa Rica el miércoles 31 de julio para asumir la Albirroja el 1.° de agosto. Así están las cosas.
Esa es razón suficiente para que en el proyecto GOAL ni siquiera se desgasten esperando que les caiga el cheque de la APF o la cartica del representante del cuerpo técnico dirigido por Alfaro.
Lechuga tiene los dos pies afuera de la Sele y lo que deben hacer los dirigentes desde ya es empezar el proceso de selección del nuevo técnico, que siga construyendo el camino hacia el Mundial 2026.
Paraguay pagará la cláusula de poco más de $600.000 que establece el contrato de Alfaro para fichar sus servicios.
El salario del argentino rondaría entre los $2 y $3 millones anuales, es decir, la cifra duplica y hasta triplica lo que se echa en Costa Rica.
Y aún así, tuvo el privilegio de ser el entrenador mejor pagado en la historia del fútbol tico.