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Guardacosta limonense inspira con su música y compromiso para combatir la delincuencia

*Por María José Real Mora
Periodista

Kenneth Mayorga es un músico indígena afrodescendiente del cantón de Talamanca en la provincia de Limón. Además, es profesional en música, labora como guardacosta y está a la espera de pronto convertirse en licenciado en Derecho.

Este cantautor limonense se da ha dado a conocer tanto a nivel nacional como internacional por sus canciones en español y bribri, su lengua materna.

Gracias a la música, Mayorga comparte su pasión con los demás, así como su cultura, de la que está orgulloso. En el Día de la Persona Negra y la Cultura Afrocostarricense, que se celebra cada 31 de agosto en el país, esta historia llena de orgullo a la comunidad.

Kenneth abrió su corazón en una entrevista.

–¿Quién es Kenneth?

Considero que Kenneth es un indígena bribri afrodescendiente luchador por su pueblo, papá de un niño de dos años y medio, hijo de madre indígena y nieto de una indígena que no habla español. No me considero estudioso, pero tampoco era ni soy un mal estudiante. Puedo decir que dentro de lo que respecta soy humilde, (Mayorga riéndose menciona) con un amplio sentido del humor, proactivo, líder comunitario y sensible.

–¿Cuál ha sido el momento que más le ha marcado su vida?

En realidad, tengo dos momentos que me han marcado: el primero en quinto año del colegio, cuando me escogieron para representar a Costa Rica en un intercambio intercultural en Rusia y en Medio Oriente.

Recuerdo que al empezar el proceso fue difícil comunicarlo a mi familia porque mi abuela tenía temor de que yo me quedara allá, pero al final lo que me dijo fue que adonde sea que yo fuera, no me podía olvidar de quién era porque la identidad es lo más preciado de una persona.

Otro momento que me marcó mucho fue mi graduación de sexto del colegio porque llegó gente muy importante a verme como la defensora de los Habitantes de ese momento, mi abuela, mi mamá y una de mis tías.

Ese día me sentí muy importante y aún más cuando me premiaron por mi excelencia académica, algo que yo no imaginaba. Salir en periódicos, noticieros, programas de canto y entrevistas con periodistas importantes me han marcado, pero no tanto como esos dos momentos.

Kenneth confiesa que tuvo una infancia compleja. Ahora patrulla las costas del país con gran compromiso. Cortesía

–¿Cuál es su mayor motivación en las mañanas?

Mateo, porque cuando él duerme conmigo, se levanta y lo primero que busca hacer es jugar o despertarme.

Si yo estoy en la casa es “papá, leche”, “papá, gelatina”, entonces como que a uno le genera una fuerza extra para dar un poco más.

Sin duda alguna mi hijo me da la motivación para levantarme todas las mañanas, porque quiero ser un gran ejemplo para él. Claramente también llamar a mi mamá para saber cómo está y tener a mi abuela viva son parte de mi motivación junto con Mateo.

–¿Qué consejo le daría al Kenneth adolescente?

Que sea un poco más organizado, no digo que yo sea el más ordenado en este momento, pero si yo hubiera sido más organizado cuando era joven hoy en día mi cuenta bancaria estaría llegando al millón de dólares, como dicen por ahí.

No es que uno esté mal ahorita, pero cuando uno es joven a veces gasta la plata en un montón de cosas. También le aconsejaría que fije prioridades porque yo siempre quería hacer mil cosas, usted me veía metido en todo porque quería colaborar y participar. Eso hacía que mi día se dividiera en mil y no podía dar el cien por ciento en cada actividad.

–¿Cuál es su frase favorita en bribri?

Mi frase favorita es “Wë́stë Sibö”, que significa gracias Dios porque si usted me saluda en español siempre le voy a contestar, bien gracias a Dios. Igual en bribri si usted me pregunta “Ìs be’ shkẽ̀na” (¿cómo está?), yo le respondo “Ye’ shkẽ̀na bua’ë wë́stë Sibö” (bien gracias a Dios). Esa es la frase que paso diciendo mucho, es mi favorita y aparte suena muy bonita.

–¿Qué aprendizaje le dejaron sus dos últimos concursos (Talent + y Audiotopía)?

Que ganar no es lo más importante, sino la experiencia que se obtiene en el camino. Aunque no gané ninguno de los dos concursos, para mí lo más importante es aprovechar el camino, conocer personas y llenarse de las experiencias de las personas.

Esto se lo digo porque, por ejemplo, quien ganó Talent + no sé qué está haciendo, ni dónde está, si seguirá haciendo música o no. Considero que los concursos son más que ganar, es una ayuda para darse a conocer, obtener proyectos fuera de eso y seguir haciendo música.

–¿Cómo definiría su niñez en dos palabras?

La definiría compleja y dentro de eso, emotiva, siento que son las dos palabras que mejor describen mi niñez, porque yo no hablaba español en la escuela, fue hasta tercer grado que finalmente logré aprenderlo. La verdad fue muy difícil ver como otros niños sabían español y yo no.

Incluso en el colegio durante sétimo y octavo sufrí bullying, a pesar de que yo lo hablaba bien. Además de eso, mi mamá pasó muy enferma cuando yo era niño, entonces no la pude disfrutar como Mateo lo hace conmigo o con su mamá. Ella pasaba en cama 24/7 y mi abuela era quien me cuidaba.

–¿Cuáles son dos metas que tiene planteadas a corto plazo?

A corto plazo espero lograr la licenciatura en Derecho, ya que hacen falta abogados dentro del territorio indígena y en el lado musical espero lanzar el EP “Extended Play” (formato de grabación musical que no es considerado un single, pero tampoco un álbum completo) y luego a futuro hacer un disco de calipso.

–¿Quién es la persona que más ama?

Está dividido entre Mateo, mi abuela y mi mamá porque el tipo de amor es muy diferente para las tres personas. Por un lado amo a mi hijo totalmente, doy alma, vida y corazón por él, pero también respeto la jerarquía y en eso mi abuela está por las nubes.

También amo a mi mamá porque es quien siempre ha estado para mí, no fue culpa de ella estar enferma, pero en ese proceso de niñez que viví mi abuela estuvo muy presente en mi vida, por eso la aprecio y respeto mucho.

–¿Cuál es su comida favorita de Limón?

Todo el mundo siempre dice ‘rice and beans’ y a mí también me gusta, pero yo prefiero comer solo pollo en coco con la ensalada.

No sé si sea un platillo en específico, pero eso me gusta. Aparte de eso me encanta el chicheme, el paty y otros platillos. Eso sí, algo que no me gusta es el rondón por el chile y no soy bueno para el chile.

El guardacosta sueña con sacar la licenciatura en Derecho. Cortesía.

–¿Cuál es el valor que más practica en su vida?

Creo que soy muy tolerante y la palabra tolerancia puede englobar el respeto, la igualdad, la solidaridad y muchas cosas más.

Hoy en día con tantas cosas y derechos humanos uno tiene que aprender a vivir con diferentes ideas. Me han preguntado en muchas ocasiones, por ejemplo, qué pienso acerca de la comunidad lgtbiq+ y yo solo respeto porque tengo amigos de la comunidad y no hay problema en eso. Si usted me respeta, yo lo respeto. Soy tolerante con sus ideas y usted es tolerante con las mías y a partir de ahí se generan bastantes valores.

–¿Cuáles son las dos tradiciones que más le gustan de la cultura indígena?

“La jala de piedra y el baile del Sorbón”. Son dos actividades diferentes, pero una lleva la otra. La jala de piedra es una tradición ancestral que es trasladar una piedra para poder moler maíz, que se monta en unos troncos de madera para poderlo alzarla como en una mesa y se le amarra un bejuco largo. Las mujeres tienen que agarrar ese bejuco y jalarlo, ellas por medio de ese bejuco nos van guiando a los hombres y como por anatomía, el hombre tiene una mayor proporción de fuerza que la mujer, entonces al hombre le toca alzar la piedra. Todos los hombres vamos debajo de la piedra y las mujeres van jalando, cuando se debe cruzar un río es responsabilidad de las mujeres guiarnos por el buen camino.

Cuando se llega, ponemos la piedra y se procede a hacer el baile del Sorbón. Esta danza se bailó en el nacimiento de los indígenas cuando Sibӧ creó al mundo, entonces para mí esto es lo más representativo a nivel cultural que yo digo, no puedo faltar a eso.

–¿Cuál es la anécdota que nunca olvidará?

En mi viaje a Medio Oriente, yo estaba en Azerbaiyán, un país ubicado a un lado de Rusia, frente a Irán y frente al mar Caspio. Ahí nos dicen los edecanes: “Vamos a ir a cenar a un restaurante fuera del hotel donde ustedes duermen”. Hacía tanto frío que tuve utilizar un traje térmico, más la ropa, una chaqueta y utilizar una salida del mar que me cubría completamente.

En ese lugar los árabes no son bienvenidos y cuando yo iba caminando por una plaza, de repente me pusieron contra un carro apuntándome con un arma.

Me asusté mucho, no sabía cómo reaccionar y les pregunté en inglés qué pasaba. Me sacaron el pasaporte de la bolsa y la manta de la cabeza. Ahí notaron que soy de color, luego me preguntaron que de dónde soy y yo les respondí que de Costa Rica.

En ese momento se devolvieron los edecanes, comenzaron a hablar en azerí y los guardias les explicaron la situación.

Después me preguntaron que si era de Arabia y yo les respondí que no y entonces me preguntaron qué por qué andaba todo eso puesto. Ahí les dije que hacía mucho frío y no quería que se me partieran los labios.

Ellos sacaron 100 manats, que equivalían en ese momento a unos $125, me dieron la plata para que comprara un labial y no se me rompieran los labios. Al final me explicaron que no debía usar eso, ya que ellos tienen la autorización de hasta dispararle a alguien porque consideran a los árabes como terroristas. Yo quedé curado de no volver a usar eso en la cabeza y desde ese momento siempre andaba mi labial.

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