Henry de la Hoz, de 46 años, llegó a Costa Rica para alejarse de los problemas legales serios que tenía en Florida, Estados Unidos, y forjar una vida falsa.
La fecha precisa en la que arribó a la costa pacífica del país no está clara. El Cuerpo de Alguaciles de los Estados Unidos detectó su presencia hasta marzo del 2016, siete años y medio después de que se fugó. La Policía Internacional (Interpol) lo capturó tres años después, en marzo del 2019.
Así, el oriundo de la ciudad de Gainesville, Florida, disfrutó once años de impunidad por el doble homicidio culposo que cometió la mañana del 20 de abril del 2003 y del que se declaró culpable ante una Corte del Estado el 8 de setiembre del 2008. Una semana después de que se dictaría la sentencia, nunca se apareció en la audiencia. Ante esa ausencia, un juez lo condenó a 12 años de prisión.
De la Hoz mató a los esposos pensionados de origen cubano Víctor y Olga Lisabet en un choque brutal mientras conducía borracho un vehículo. Él intentó hacer un viraje indebido hacia la izquierda en la calle 62, en el suroeste de Miami, Florida, sobre la autopista South Dixie, impactó el carro en el que viajaban los esposos junto con tres personas más.

Los Lisabet fallecieron en el acto, mientras que sus amigos sufrieron serias lesiones, pero sobrevivieron en aquel momento.
La desgracia ocurrió la mañana de un Domingo de Resurrección, cuando las cinco víctimas se dirigían a una iglesia para asistir a la misa de Pascua; nunca llegaron.
Ese día, un hijo de la pareja pensaba decirles que los haría abuelos, pues su esposa estaba embarazada; tampoco lo supieron.
Vida en Costa Rica
De acuerdo con una publicación del Bradenton Herald, De la Hoz empezó a ganarse la vida en Costa Rica como peón de construcción en diferentes comunidades de la costa pacífica.
Comenzó a estudiar jiu-jitsu (artes marciales brasileñas) y ayudó a fundar Pura Vida Fighting for Kids, una organización que les ayuda a niños de escasos recursos a aprender sobre defensa personal.
También trabajó como tatuador en Puntarenas, donde se casó y dejó a un hijo de diez meses de nacido, justo cuando lo capturaron.
De la Hoz peleó para que no lo extraditaran, pero perdió. Los U. S Marshalls arribaron al país y se lo llevaron a Miami.
El fugitivo quiere pedirle perdón a la familia de los Lisabet y lo hará en una audiencia. “Sabe que haberse ido estuvo mal. Está aquí para cumplir su sentencia”, afirmó Sabrina Puglisi, defensora de De la Hoz, al Bradenton Herald.
El gringo cumplirá su condena en el correccional Turner Guilford Knight, de Florida.