Al gobierno de Carlos Alvarado Quesada le cayó como anillo al dedo las conferencias de prensa diarias que, en un principio, dirigía el Ministerio de Salud, para levantar la imagen institucional.
Las autoridades hicieron un cambio de marcha extremo a partir del lunes anterior. No apareció en escena ni el ministro de Salud, Daniel Salas, ni el presidente ejecutivo de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), Román Macaya.
En la primera línea de atención salieron Juan Luis Bermúdez, ministro de Desarrollo Humano e Inclusión; Gladys Jiménez, ministra de Niñez y Adolescencia, y Patricia Mora, ministra de la Condición de la Mujer.
Estos tres funcionarios iniciaron la conferencia y rindieron cuentas por aproximadamente 28 minutos de la 1:20 horas que se extendió la transmisión a través de redes sociales.
Los canales de televisión como el 7 y el 6 normalmente abren un espacio de entre 30 minutos y 45 minutos para que la gente escuche el último corte de pacientes con coronavirus.
Ese día, Salas y Macaya tomaron sus puestos después de esos 28 minutos para referirse al estado de situación del coronavirus en el país.
Y es que precisamente la necesidad de estos encuentros con la prensa, que ahora son “virtuales”, surgió para hacer un llamado a la población que se cuide, que se entere cómo avanza el contagio y de las principales decisiones o lineamientos que afectan negocios, la circulación de las personas entre otras.
Este martes, el Ejecutivo aprovechó los primeros 12 minutos de la conferencia virtual (que duró 58 minutos) para mostrar las instalaciones del Centro Nacional de Rehabilitación (Cenare), en La Uruca, que se habilitaron para la atención de pacientes con COVID-19.
Aquello pareció un anuncio institucional, que se cerró con aplausos del mandatario, de Salas, de Macaya y de otros funcionarios más que los acompañaban.
Esto ha generado críticas hacia la administración y algunos periodistas consideran que el sentido de la conferencia se desvió totalmente.