Franklin Artavia Ordoñez compartió un testimonio que a más de uno le eriza la piel.
Él llegó con su familia al Terramall, el domingo anterior, para almorzar y hacer un poco de tiempo mientras iniciaba la misa de 4 p. m., en la iglesia de San Diego de La Unión, Cartago, que iba a cantar con el padre Dennis.
Se parqueó como a la 1:30 p. m., a unos cuantos carros de distancia de dónde se encontraba el de Marcelo Alonso Torres González, de 43 años, uno de los dueños del equipo de fútbol de primera división La U Universitarios, quien resultó herido al ser víctima de un atentado a balazos.
Artavia se fue a almorzar con su familia al centro comercial y como a las 10-15 minutos todos escucharon un ruido fuerte que los impactó y asustó.
Media hora después, se acercaron al carro para irse y se toparon con la sorpresa de que hubo una balacera en la que Torres recibió varios impactos, así como la colombiana Susette Calera, de 30 años.
Cuando Artavia abrió la cajuela del carro lo primero que cayó al suelo fue un dibujo que hizo su hija hace unos meses de la mano de Dios con un clavo en el puro centro.
Para él esa fue una señal clara que el de Arriba los protegió de un gran peligro y permitió que estén sanos y salvos.
Uno de los plomos pegó contra el piano de Artavia, que sigue funcionando sin problemas.
“Valoremos lo que tenemos, cuidemos lo que tenemos, demos gracias al Señor por dónde estamos”, expresó el hombre en una transmisión que realizó en su perfil de Facebook.
Una vez que ya pasó el susto, Artavia se deberá hacer cargo de las vueltas del seguro para arreglar el carro de los orificios que le quedaron, pero él sabe que es un asunto meramente material y que lo más importante es que podrá seguir predicando la palabra de Dios junto con su familia.