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(Fotos) Guadalupano colecciona marchamos en su Land Cruiser

A sus 88 años, Francisco Masís Loaiza aún mantiene la costumbre de darle una vueltica a su querido Toyota Land Cruiser, modelo 1971.

Es un carro del que por nada del mundo se separará y que ha sido su compañero fiel por más de 40 años.

Este vecino de Guadalupe (Goicoechea, San José) confiesa que le han salido decenas de novios al todoterreno, pero nunca ha aceptado una oferta.

“Vale ¢4 millones, pero, ¿yo qué me compro con ¢4 millones?”, expresa el señor.

Masís tiene el 4×4 como una joyita. Este maquinón siempre llama la atención por donde pase, pero cuenta con un atractivo adicional que hace que las personas se acerquen y lo observen con detenimiento.

Hace 35 años, al señor se le despertó la curiosidad por coleccionar marchamos y hasta las revisiones técnicas (cuando las empezó a hacer el gobierno en 1997 y se llamaban ecomarchamo).

Por eso, apartó una ventana de su carrazo para pegar todas las calcomanías; la más antigua es la del derecho de circulación de 1984.

El adulto mayor asegura que su querido Land Cruiser nunca lo ha dejado botado, que está entero y que le gasta un galón de gasolina por cada 20 kilómetros.

No recuerda con exactitud si su carro tiene un motor 4.000 cc o 2.500 cc, de lo que sí está seguro es que es seis cilindros y carburado.

Por cierto, ya le pagó el marchamo 2020; le costó ¢70.000 y por aquello de las multas aún no lo ha pegado.

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