A Alonso “el Mariachi” Solís se la cuadraron bien feo en el Día del Amor y la Amistad, este miércoles 14 de febrero del 2024.
El plan se orquestó un día antes, el martes 13 de febrero. La Unidad de Género del II Circuito Judicial de San José giró la instrucción al Organismo de Investigación Judicial (OIJ) que le cayeran y le armaran un show en el brete.
Las autoridades tenían una dirección vieja, las instalaciones de Repretel, en La Uruca.
Después de confirmar bien, bien el asunto se presentaron en la choza donde convive con la instructora de aeróbicos, Déborah Soto, su esposa, y le comunicaron una orden de citación a los tribunales de Montelimar, en el distrito de Calle Blancos, Goicoechea.
El caso está relacionado con una denuncia que Soto había interpuesto contra Solís, en noviembre del 2019, por aparentes maltratos y ofensas.
La Oficina de Prensa del Ministerio Público precisó, en un comunicado que envió a este medio, que al exsaprissista lo investigan “como sospechoso de infringir la Ley de Penalización de Violencia contra las Mujeres”.
Agentes acompañaron a la pareja y al llegar al edificio judicial, una fiscala feminazi no se quedó de brazos cruzados y le hizo pasar un mal rato.
Lo único que debía hacer Solís era actualizar algunos datos. Ni siquiera contaba con una orden de captura.
Sin embargo, alguien activó el botón rojo, convocó a medios de comunicación y una vez que la cama estaba montada, la funcionaria ordenó que le pusieran las chachas y lo detuvieran.
Acto seguido, lo mandaron a una celda en el sótano, donde estuvo seis horas junto con otros aprehendidos por diversos delitos.
Al final, al Mariachi lo dejaron libre.
¡Qué Torta! supo de muy buena fuente que a Soto, presuntamente, la intentaron convencer de que no quitara la denuncia contra su pareja.
En una transmisión de Instagram, Solís afirmó: “Si pudiera hacer algo en contra de ella (la fiscala), lo voy a hacer”.
Incluso, mencionó que ya había conversado con un abogado, quien le recomendó que tomara acciones, porque se le habían violentado varios derechos.
Después del trago amargo, el Mariachi sí pudo disfrutar de una cena de enamorados.