*Por José Eduardo Mora
Especial de EL JORNAL para ¡Qué Torta!
Lo que parecía un espejismo o un gran ejercicio de mercadotecnia denominado la “Saprihora” parece una realidad, toda vez que el Sporting sucumbió este domingo 24 de setiembre del 2023, en el último instante en su estadio, el Ernesto Rohrmoser de Pavas, San José.
¿Complicidad o virtud? Paco Palencia, técnico de Sporting, habló de que perdió el partido en diez segundos, pero lo cierto del caso es que Saprissa regresó a la Cueva con una victoria que le permite seguir al acecho de Alajuelense.
Es casi inverosímil que en la última jugada te arrebaten el partido. Es virtud, en este caso del equipo morado, pero yo veo más complicidades por parte del Sporting, que grandeza de quien vence. Ya las cartas estaban marcadas.
Sporting sabía que los morados apelarían al recurso del pelotazo con Waston como protagonista y, pese a ello, en el aliento final permitieron la derrota.
Si yo fuera Paco Palencia no habría salido a la conferencia de prensa. Pago gustoso la multa, porque caer así debe dar ‘rabia’, dado que no se puede tirar por la borda un esfuerzo sostenido durante 94 minutos para dejarlo ir en la última acción.
A fuerza de este tipo de situaciones, pareciera que la “Saprihora” existe, pero yo no lo creo. Pienso que es al revés: que es a través del mito que se condiciona la realidad.
Es lo que sucedió durante 80 años con Cartaginés y la maldición. La maldición nunca existió, la recreó en su imaginario el fútbol nacional y los brumosos pagaron los platos rotos.
Este domingo le tocó a Sporting, un equipo que no termina de levantar cabeza, pese a que su técnico mantenga el discurso de que juega bien. No se puede jugar bien si se pierde tanto.
Como ven, la mitad de la realidad en la que vivimos son creaciones mentales, como la “Saprihora” o la argumentación de que su equipo juega bien.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL