España se encargó de poner en justa dimensión las cosas, despedazó la nube psicológica en la que concentraron a la Sele y nos ubicó en nuestra realidad.
Los ibéricos nos clavaron siete y pudieron ser más, solo que le bajaron el ritmo y la mejenga terminó siendo un entrenamiento para ellos. Así jamás seremos campeones del mundo. ¡No hicimos un solo tiro a marco! Jugamos sin sangre y mostramos una pésima condición física.
De acuerdo con las estadísticas de la FIFA, la escuadra tica solo tuvo un ¡18% de posesión de balón!
¿A qué jugó Luis Fernando Suárez, que aseguró que se iba a competir al Mundial? ¿A qué fueron los futbolistas? ¿A jugar de guapos?
Pareciera que los jugadores solo se prepararon para cantar bien el Himno Nacional y servirle de alfombra a España, que hizo historia.
Según el mago de las estadísticas, Míster Chip, España completó 549 pases en el primer tiempo, la mayor cantidad en cualquier Copa del Mundo en cualquier tiempo de cualquier partido.
Siempre es lindo soñar, pero elevarse demasiado hace que perdamos la perspectiva sobre nuestras limitaciones.
Eso le pasó a la Tricolor, que se vio muy mal, desdibujada y cayó mareada ante un baile tremendo que montó Pedri con Marco Asensio, en complicidad con Dani Olmo y en el ataque con Ferrán Torres.
Nos hicieron sentir vergüenza de lo que vimos. La representación nacional hizo el ridículo, el más escandaloso desde que hemos participado en Mundiales.
En los primeros 30 minutos del partido nos empujaron tres; al 11’ Olmo, que le cuchareó la pecosa a Keylor Navas, que poco pudo hacer; al 21’ Asensio en un latigazo contundente que se le acomodó en el lado izquierdo y al 30’ Ferrán Torres, de penal.
Ya para la segunda parte, Torres empujó el cuarto, al 54’, ante una salida improvisada de Keylor, que se vendió antes de tiempo. Al 74’, Gavi puso el quinto con el mejor gol, un toque de derecha esquineado que pegó en el poste y se durmió en las redes. Al 89’, Carlos Soler acomodó el 6-0 en medio de un desorden descomunal de la defensa tica. El 7-0 lo redondeó, al 91’, en pies de Álvaro Morata.
El combinado patrio tiene serias limitaciones y las demostró en el estadio Al Zumama, en Doha, aunque se trataron de tapar con discursos elaborados bien bonitos para que funcionaran en redes sociales y fueran replicados en medios amigos con el fin de crear un ambiente inexistente.
Aunque matemáticamente el equipo podría tener opciones para clasificar, seamos honestos, a Japón le daremos facilito el boleto para la siguiente ronda y contra Alemania cerraremos una Copa para el olvido, podría ser peor que la de Alemania 2006, cuando la Sele quedó en la posición 31 de 32 equipos.
Que mejor vayan sellando pasaporte para que se devuelvan rápido el primero de diciembre del 2022. Y, por favor, no vendan más humo.
Si seguimos así, ¡seremos los últimos del Mundial!