Todo es armonía en el Banco Nacional.
Hay alegría y esperanza en medio del Bovedazo que recetó un tesorero de poca monta que se alzó ¢3.293,8 millones en aproximadamente cuatro años.
Eso proyectan las declaraciones absolutamente desubicadas del gerente general, Bernardo José Alfaro Araya.
Como ¡Qué Torta! informó al país desde el lunes 23 de octubre del 2023, a las 3:33 p. m., de forma exclusiva, hay alta tensión en los pasillos y más aún después del tamalón que destapamos.
¿Y si no lo hubiéramos destapado? ¿Y si no le metemos presión al Banco para que mande el comunicado que hicieron a raíz de nuestras consultas? ¿Qué hubiera sucedido?
Este saqueo indecente lo dimos a conocer como primicia y como expresó el propio fiscal general, Carlo Díaz, si no hubiesen sido por las publicaciones no habrían reaccionado de oficio para abrir una investigación.
Ya el resto es historia, porque el Banco formalizó la denuncia, de forma espantosa valga decir, según las autoridades, pero lo hicieron hasta que se vieron con el agua hasta el cuello.
Al gerente le “alegra” que el trabajo conjunto con los judiciales rinda “frutos”.
Insiste en que como institución han “cooperado” en todo lo que les pide el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) y la Fiscalía.
Pero lo que el señor Alfaro se guarda es que al Nacional no le queda de otra que o colaborar o colaborar. La ley es la ley.
“Ha sido gracias al trabajo de investigación, primero interna, y posteriormente junto con agentes judiciales que se ha logrado avanzar en el caso”, se atrevió a decir el ejecutivo sin ni siquiera ponerse rojo.
Fue gracias a este medio que empezaron a carrerear a ver cómo atajaban los goles.
Pero, la pregunta del millón es: ¿quién saldrá rascando con los ¢3.293,8 millones que se clavó el tesorero y que aún no se sabe si los compartió con alguien? ¿Acaso los clientes pagarán los platos rotos?
Ese cuentico de que la estabilidad del banco no está en duda o que “reforzarán” la seguridad para que esto no vuelva a ocurrir nadie lo cree.
¿Había seguridad? Si tal como lo describen el fiscal Díaz y el director del OIJ, Randall Zúñiga, el principal sospechoso de limpiar la caja fuerte ‘bailaba’ con los sobres manila llenos de billeticos en las barbas de los custodios y de una cantidad de funcionarios que da pena hasta contarlos.
Es la única declaración del gerente Alfaro sobre el caso. Otro dato: desde que ha estado en el puesto nunca se hizo un arqueo manual de la bóveda. El último fue en el 2019.
¿Valorará renunciar? Falta mucho ruedo.