Wálter Ferguson cumplió 100 años en un día soñado.
Gracias a él hay un Día Nacional del Calipso Costarricense y todo se debe al legado de “Gavitt” en la cultura limonense.
Nació el 7 de mayo de 1919 en Guabito, Panamá, y es nacionalizado costarricense. Creció en Cahuita, cuna del calipso que tanto disfrutó. Desde pequeño tocó el órgano, la dulzaina, el ukelele y el clarinete.
En la década de los 50 integró el grupo llamado Los Miserables, que se especializaba en géneros como la guaracha, la rumba, el bolero y el swing los sábados por la noche, en el Club House de Cahuita.
Ferguson agrandó su leyenda mediante casetes que autogrababa para luego venderlos a turistas nacionales y extranjeros que visitaban la tierra que alguna vez habitó el expresidente Alfredo González Flores.

La sencillez e interpretación sensacional del entorno limonense mediante el uso del calipso y su inseparable guitarra le depararon a Ferguson el respeto y admiración de músicos y de la comunidad en general.
El calipso es originario de la isla de Trinidad y arribó al país con la llegada de inmigrantes jamaiquinos a finales del siglo XIX. Luego adoptó características propias en los sectores populares de esa población afrodescendiente.
El calipso limonense es considerado por la población negra de Limón como una auténtica expresión musical de su etnia y parte esencial de su identidad cultural.