Yendry Vásquez llevará tatuado en el cerebro hasta el último día de su vida el número cuatro.
Ese número maldito (para ella) le recordará a cada instante cómo un enfermo sexual ultrajó, asesinó a golpes y luego lanzó a un peñón, donde botan basura, el cuerpo de su única hija, Allison Pamela Bonilla Vásquez.
Se deshizo del cadáver en Guatusito de Cachí, en Paraíso de Cartago, a nueve kilómetros de donde abordó a la víctima
Fue el 4 de marzo anterior cuando desapareció esta joven, de 18 años; aquella noche tan solo un kilómetro la separaba de su casa tras regresar de clases.
En ese trayecto, Nelson Sánchez Ureña, de 28 años, se le atravesó, la montó a la fuerza a su BMW y se la llevó para una finca, donde la violó y cometió todo tipo de abusos sin que alguien pudiera ayudar a esta vecina de Ujarrás, en Paraíso de Cartago.
El depravado es vecino de la familia Vásquez; su madre conoce a Yendry, de 39 años, y parece que desde hacía rato estaba obsesionado con Allison Pamela, según el relato de Rodrigo Araya, abogado de la familia afectada.
La madre de la joven debió esperar seis meses exactos para saber qué había ocurrido con su niña. Nunca perdió la esperanza de encontrarla con vida, pero la maldad del hombre le ganó, esta vez, a la voluntad de Dios.
Precisamente este 4 de setiembre esta triste historia tuvo su desenlace en la declaración que rindió Sánchez Ureña en la Fiscalía de Cartago al reconocer que había asesinado a Allison Pamela.
Yendry no la ha tenido fácil durante todo este tiempo; perdió el gusto por las fechas especiales. Diez días después de que Sánchez Ureña raptó, violó y mató a la joven, esta madre cumplió 39 años.
Soñaba con celebrarle los 19 a su princesa el próximo 7 de noviembre.
Pero todo eso se desvaneció. Esta mujer fija su esperanza en que las 17 personas que participan en la búsqueda de los restos de Allison Pamela puedan recuperarlos para darle santa sepultura.
Sabe que su corazón nunca sanará después de este capítulo; le arrancaron lo que más amaba. Y aunque, con mirada fija y firme, encaró a Sánchez Ureña en los Tribunales de Cartago, el dolor la carcome por dentro.
Tanto repudio e indignación ha causado este crimen, que incluso hasta el enfermo sexual, quien pasará seis meses en prisión preventiva, se quedó sin abogado, porque lo engañó al darle una versión muy diferente sobre lo que había pasado aquella noche del 4 de marzo.
En Ujarrás, el pueblo está dolido, una familia nunca se recuperará de este duro golpe y el cuatro los deja marcados para siempre.