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El botón de pánico alteró al ministro de Hacienda

En cualquier ámbito, las formas en que se llevan a cabo planes o se toman decisiones importan, y mucho, porque de eso dependerán los resultados finales.

El tema se ajusta perfectamente a la renovación que hizo el ministro de Hacienda, Rodrigo Chaves Robles, de su equipo de confianza, el viernes anterior.

Algunas revelaciones que hicieron a ¡Qué Torta! fuentes que a lo interno fueron testigos de ese reacomodo dejan la gran duda sobre si los movimientos estaban debidamente calculados, si la reacción fue parte de un intento desesperado por sobrevivir a la tormenta o si todo esto fue obra de la improvisación que acostumbran los gobiernos PAC.

Lo cierto del caso es que nadie esperaba los cambios y mucho menos a la mitad de una administración, cuando lo normal es que se den al principio.

Chaves Robles asumió sus funciones el 26 de noviembre del 2019. Varios de los jerarcas que sustituyó se les vencía el nombramiento el 31 de diciembre del año anterior.

Sin embargo, a mediados de mes, decidió prorrogárselos dos meses. Esto quiere decir que se les vencía a finales de febrero.

¿Por qué el ministro no se esperó dos semanas para hacer el reacomodo que quería y adelantó las decisiones de una manera atropellada? ¿Por qué simplemente dejó que se vencieran los nombramientos y hubiera arrancado enero de cero?

Es probable que el botón de pánico que apretó el presidente Alvarado, el pasado sábado ocho de febrero, cuando citó a su gabinete a una reunión urgente para hablar sobre cómo atacar el déficit fiscal descontroló a Chaves Robles.

El ministro se presentó el lunes 10 de febrero al Plenario legislativo para responder las dudas de los diputados sobre la hoja de ruta de las autoridades para enfrentar la crisis económica.

El jerarca rafagueó con ideas a los legisladores: vender Fanal, Bicsa, volarse el secreto bancario, pedir la aprobación de un préstamo de $160 millones para la compra de una plataforma tecnológica que mejore la recaudación de impuestos, así como la de $4.500 millones en eurobonos, fusionar superintendencias, uso de utilidades de bancos estatales y otras instituciones para amortizar la deuda, uso del superávit de instituciones autónomas para frenar el crecimiento del déficit, entre otras.

Ojalá y a Chaves le funcione la aplicación de su sistema soñado y no ocurra como en el 2009, cuando Tributación Digital fue un fracaso y el país botó $30 millones.

Para el miércoles 12 de febrero se activó la primera alarma: el director general de Aduanas, Juan Carlos Gómez, le puso la renuncia, algo que el funcionario reflexionó durante semanas y que hizo para regresar a su puesto como subdirector de Tributación Directa.

Parece que Gómez se le adelantó a Chaves o su decisión fue producto de una casualidad.

Lo cierto es que llegó el viernes 14 de febrero, un Día de la Amistad que para muchos estuvo cargado de tristeza.

Una de las cabezas que voló el ministro y que más sorprendió fue la del director de Tributación Directa, Carlos Vargas Durán. Fue el único personero que trabajó desde su concepción un documento de reforma fiscal, desde hace poco más de dos décadas.

Como pocos, era uno de los que más sabía del tema y que defendió contra viento y marea hasta que finalmente se aprobó después de cinco administraciones.

La noticia impactó tanto a Vargas Durán que lloró desconsolado en su despacho.

Uno de los movimientos que demuestra que el anuncio del ministro fue atropellado fue el de Fabián Quirós Álvarez, director de Bienes y Contratación Administrativa.

Parece que a Chaves se le olvidó la elegancia con la que se manejan las cosas en el poderoso Banco Mundial, pues ni siquiera sus subalternos, ni él se tomaron la delicadeza de avisarle que estaba fuera. Quirós se encontraba de vacaciones en Grecia, Europa, y se enteró por las redes sociales de su despido.

La pregunta que queda en el aire es: ¿qué quería demostrar el ministro? ¿Poder, mensaje mediático, show?

Lo cierto es que si quería rearmar su equipo de confianza no tenía necesidad de hacer tanto alboroto; parece que ha aprendido alguna maña PAC.

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