Una doctora de apellido Ríos, que trabaja en el hospital Calderón Guardia, publicó la fotografía de una de sus manos para mostrar cómo le quedó después de lavársela unas 65 veces.
Parte del protocolo que sigue el personal médico es hacerlo cuando el paciente ingresa, antes de revisarlo y al finalizar el chequeo. Además, esterilizarse con alcohol puro.
Todo esto se cumple al pie de la letra para evitar cualquier contagio de COVID-19.
La especialista (es cirujana) compartió su experiencia, porque se siente decepcionada que tanta gente, en vez de quedarse en la casa, se fuera a pegar la fiesta a La Cali o a cuánto bar tuviera cerca.
También criticó quiénes estuvieron en la playa este fin de semana.
“Yo no tengo las mejillas rojas del Sol de la playa, están así por usar más de 12 horas una mascarilla.
“Mis manos no están maltratadas por el volante por manejar desde la capital hasta Guanacaste, están así por lavarme aproximadamente las manos 65 veces el día de hoy (cuando el paciente entra, antes de revisarlo y cuando terminó de revisarlo), más el alcohol puro que sigue, que ya escuece!
“Yo no dejé de desayunar con mi familia, porque me levanté tarde, porque salí anoche y me pegue la fiesta, no! Yo desde hace 9 días que se dio a conocer el primer caso, mantengo la distancia porque los amo y por ende los cuido.
“Mi dilema de este fin de semana no fue adónde iba ir a cenar, mi dilema es cómo le digo a mi hija que no me puede dar besos ni abrazos.
“No estoy pensando en que mañana es lunes y que hay que volver al trabajo, pienso en que ojalá amanezca bien, porque tengo que estar más de 20 horas en la primera línea, lista.
“Nosotros escogimos pasar por cosas así, cuando escogimos ser personal de salud, sí! Pero le pedimos que nos ayudaran quedándose en su casa, podían hacer una y mil cosas, pero no!
“Muchos no lo hicieron, no sé si en medio de su ignorancia, desinformación o su vil falta de amor al prójimo, hicieron caso omiso a la orden del Gobierno y Ministerio de Salud.
“Las semanas que vienen son cruciales y para mí, lamentablemente el temor no lo siento por el virus, lo siento por los ciudadanos de mi país, que no tienen reparo en poner en riesgo la vida de la gente vulnerable, pese a que mínimo en su círculo de familia o amigos cercanos haya al menos uno de ellos”, escribió la joven madre de una niña, de siete años.