*Por Manuel Benavides Barquero
Sacerdote e historiador
Antes de continuar con esta nueva entrega, sobre la anterior debo hacer notar que el hecho de que el sacerdote incluyera en el acta de defunción que Alvarado era bachiller empírico demuestra que la información fue de dominio público, lo que respalda la afirmación de que no fue médico graduado.
Introduciéndonos en una nueva temática, si bien hay un documento en el que Pablo Alvarado afirma que él fue el primer hispanoamericano en sufrir encarcelamiento por causa de la Independencia, se le puede perdonar porque él no era historiador y tampoco contaba con los medios de comunicación existentes desde hace más de medio siglo para saber que no fue el primer hispanoamericano que sufrió esa suerte.
A los que no se les puede excusar tan fácilmente es a sus biógrafos, pues deberían tener cierto temor de acogerse a una afirmación tan generalizadora sobre una geografía económico política en la que no se ponía nunca el sol debido a su gran extensión.
Por lo menos tenemos noticias de uno en América que sufrió esa suerte desde finales del siglo XVIII y es posible que haya otros. Se trata de Antonio Nariño, en Nueva Granada.
Igualmente, hay que rastrear a los jesuitas “exiliados” del Imperio, pues escribieron sobre la dependencia de estas tierras frente a España.
En esta dirección le recomendamos leer del jesuita peruano Juan Pablo Viscardo y Guzmán: “Carta dirigida a los Españoles Americanos”, escrita en 1799 incitándolos a la Independencia.
Como se ha planteado en entregas anteriores, lo hecho por Pablo Alvarado en 1808 no tuvo la dimensión que se le ha dado. ¿Cómo solucionar el problema de que él mismo hiciera la afirmación sobre la causa de su encarcelamiento?
El contexto dentro del proceso de la Independencia de las Provincias del Reino de Guatemala nos da la respuesta. Se trata del recurso de las “reinterpretaciones” del pasado usado por aquellos mismos actores, tanto a nivel individual como a nivel de bloques en lucha.
Solamente se enlistan varias de las reinterpretaciones, porque no es el objeto explicarlas aquí más extensamente.
Para eso recomendamos el libro “El proceso de Independencia de las Provincias del Reino de Guatemala. 1786-1824”.
La realidad que dio lugar a la reinterpretación del pasado cercano fue la lucha de poder entre los bloques. Primero, de todos los bloques frente a España, en la que los americanos, para justificar su accionar con la Independencia y ocultar su responsabilidad, hablaron de 300 años de esclavitud e hicieron referencia al pasado glorioso indígena antes de la llegada de los españoles y eso que los indígenas fueron los que más perdieron con la declaración de la Independencia.
La lucha contra el bloque cercano para convencer a los habitantes, en general, fue fuente de reinterpretaciones, exageraciones, mentiras y otros aspectos más de no muy buena calificación.
Otra razón para hacer eso fue la intención de lograr ascender en la escala laboral, por lo que desde antes de la Independencia se mentía, se exageraban méritos, se inventaban causas militares falsas, se agrandaban falsamente las revueltas, hasta se inventaron algunas para convencer de méritos personales a autoridades superiores que estaban lejos, situación que les impedía indagar más directamente la veracidad de los hechos.
En medio de intrigas, rencillas, resentimientos, injusticias, deseos de venganza, junto con el interés por ocupar la cantidad de puestos de gobierno que quedaron vacantes al momento de la Independencia y los cargos nuevos que requirió organizar el gobierno federal, se llegó incluso a aceptar la ayuda de personas extranjeras de poca lealtad con tal de ganar el pulso; especialmente en el campo militar se observaron estas acciones de manera bochornosa.
En este ambiente y con estos intereses, muchos actores empezaron a referirse a sus acciones pasadas como realizadas y padecidas por la Independencia, cuando en su momento el asunto no tuvo esa intención, por lo menos tan claramente, y en los requerimientos a los reos por estas causas desde 1812, siempre lo negaron.
Ejemplos hay muchos. El mismo presidente federal Manuel José Arce en sus memorias publicadas en 1830 dio ese tinte a sus acciones en las revueltas de San Salvador en 1814.
De forma similar, el 3 de enero de 1824, Manuel Antonio de la Cerda, vecino de Granada, pidió a la Asamblea Nacional de las Provincias Unidas de Centroamérica una “aprobación de su conducta pública y servicios que ha prestado a la causa de la libertad e Independencia de la patria desde el año de 1811”.
Se refería a las revueltas de Granada, Nicaragua, en 1811-1812, que tuvieron otra causa, no fue la de la Independencia, si bien muchos de ellos sufrieron más que Pablo Alvarado, incluso algunos encontraron la muerte en el proceso judicial y carcelario que se les aplicó. Eso no lo sufrió Alvarado.
*El autor es académico correspondiente de la Academia de Historia y Geografía de Guatemala. Premio Cleto González Víquez 2022, de la Academia de Geografía e Historia de Costa Rica.