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Corrigiendo al corregidor: ¿primer médico graduado de Costa Rica? (segunda parte)

*Por Manuel Benavides Barquero
Sacerdote e historiador

Al continuar con el intento de dilucidar si realmente Pablo Alvarado fue médico, el primero de Costa Rica según sus biógrafos, es necesario recordar una vez más que el historiador tiene entre sus deberes científicos hacer la crítica de las fuentes.

No debe tomarlas al pie de la letra, no debe descontextualizarlas, no debe creerlas de buenas a primeras, entre otros requerimientos.

Dando por un hecho que Alvarado se graduó de médico, no solo Ligia Cavallini se basa en una sola fuente, sino que no nos dice nada sobre el contexto, el sistema de estudios que requería esa ciencia, años de práctica, etc.

Con base en un análisis que recurre mucho a los “posiblementes” se permitió conclusiones muy rápidas y, por ejemplo, se extraña de la cantidad de años que ocupó Pablo Alvarado para graduarse en 1823.

Por un lado, la carrera de Medicina era de las más largas y exigentes debido a lo delicado de su tarea y Alvarado suspendió sus estudios varias veces.

Antes del grado más alto, entre otros, tenía que ser bachiller y luego licenciado, es decir, con este último título todavía no podía darse como consumado en una carrera médica, cuanto más con un bachillerato.

Por otro lado, si bien la Asamblea Nacional Constituyente, el 7 de agosto de 1823, lo eximió del año de práctica que le faltaba para poder presentar el examen de bachillerato en Medicina, solo se tiene un documento en el que el protomedicato Quirino Flores tomó nota de la gracia concedida.

Una sola fuente documental no es prueba rotunda de que aquello se diera, lo cual se complica si se cumple con el deber de leer la fuente en su contexto y cotejarla con otra documentación.

De hacerlo, se evidencia algo importante: en los rigurosos registros de la Universidad y del Protomedicato de Guatemala no se consignó, ni el examen de bachillerato de Pablo Alvarado, ni la entrega del título correspondiente.

Si Alvarado tuvo alguna intención extra a la vocación médica cuando solicitó esa gracia, como se dice popularmente, el “tiro le salió por la culata”.

Resulta que no solo a los estudiantes de Medicina, sino también a los de leyes, se les concedió esa gracia si les faltaba solo un año de práctica, pero la Asamblea Nacional puso como requisito que hicieran el examen frente a un jurado con el doble de miembros del número que se acostumbraba; los que quisieran seguir el ritmo normal harían el examen según la normativa antigua. Es decir, la gracia concedida implicó mayores exigencias.

Alvarado, aún con la gracia concedida no se libraba del examen y, además, si se acogía a ella, la prueba iba a ser más exigente. Es posible que por esta razón no se haya graduado de bachiller en Medicina.

Hasta que no se encuentren documentos más claros sobre estos temas en torno a Alvarado, esto es lo que más se acerca a la realidad, la cual se confirma por la información que ofrece el acta de su defunción, y que, a la vez, explica los años que pasó en Costa Rica ejerciendo modestamente la Medicina.

Esta es la razón por la que no aceptó cargos en el campo de la educación de las nuevas generaciones en esa ciencia, lo cual atribuye su último biógrafo a su supuesto fuerte carácter y a rencillas entre los poderosos de aquel tiempo.

En el acta de defunción de Alvarado el cura anotó que era “bachiller empírico” en Medicina. Es decir, le faltaba mucho para llegar a ser el primer médico graduado de Costa Rica, como se ha afirmado.

Llama mucho la atención que, en el afán de crear nuevos héroes, sus biógrafos se hayan brincado este dato que vieron en ese documento.

Queda otra circunstancia sobre la vida de Alvarado que completa este y otros aspectos de su carrera política y privada, pero se expondrá en la próxima entrega.

*El autor es académico correspondiente de la Academia de Historia y Geografía de Guatemala. Premio Cleto González Víquez 2022, de la Academia de Geografía e Historia de Costa Rica.

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