*Por Manuel Benavides Barquero
Sacerdote e historiador
Desde la táctica de la “reinterpretación” del pasado, también se usó el recurso de inventar revueltas por parte de algunos militares para fingir méritos a su favor, tal como lo hizo en 1812 el oficial Miguel Brito, en Honduras, quien, a pesar de la quietud con que se comportó la ciudad de Tegucigalpa durante cuatro días, informó falsamente “a Comayagua de estar (Tegucigalpa) en revolución para tener consternado el noble ánimo del Excelentísimo señor Presidente”.
En la misma dirección, se dio la tendencia a exagerar los hechos, a atribuirse acciones que realizaron otros, a usar una oratoria violenta, a cambiar de argumentos rápidamente y más.
Las cartas de Pablo Alvarado son un buen ejemplo, pues en una de ellas se atribuye el haber inspirado el Pacto de Concordia, lo que sus biógrafos han repetido, pero no hay ningún documento que lo respalde.
Además, esas iniciativas están inspiradas por San José, población que, además, fue la única que formó un modelo para redactar ese Pacto.
Ejemplos como los de Pablo Alvarado hay muchos a través de las provincias del Reino de Guatemala, pero, para no ir más lejos, se anota el de su primo hermano, el alcalde primero de Cartago, Santiago Bonilla Alvarado, documento lleno de muchas contradicciones, pero para quien no acostumbra a criticar las fuentes pasan inadvertidas.
Empezando por la fecha, ya hay una trampa, pues indica que fue firmada en Cartago, el 18 de octubre de 1821, sin embargo, el contenido de la misiva contiene información que se dio después de ese día. Su primo hizo una relación de hechos de manera confusa, pero sin titubear.
De principio a fin se encuentran exageraciones y aseveraciones falsas, pero no se pueden citar todas, aunque sí es necesario anotar una o dos para respaldar nuestra afirmación.
Primera, dijo que él se enfrentó al Jefe Superior subalterno José Manuel Cañas, quien quiso imponer con suma violencia su opinión cuando trataron, el 13 de octubre de 1821, los documentos que llegaron de Nicaragua y Guatemala con la donación de la Independencia.
Bonilla dijo a Alvarado que, después de que habló, el resto del ayuntamiento votó según lo que él había expresado.
Sin embargo, según el texto de las actas de Cartago, realmente el resto de miembros se acogieron al contenido del voto del alcalde 2.°, José Mercedes Peralta.
Bonilla se mantuvo en una ambivalencia entre Nicaragua y Guatemala con cierta tendencia hacia México, el resto se decidió por la línea nicaragüense.
Además, Bonilla dijo que lo había hecho ante 16 miembros del ayuntamiento, cuando solo asistieron 10 de ellos.
El 15 de octubre, cuando se reunieron para rectificar sus votos vertidos el día 13, pasó lo mismo, la mayoría sigue el criterio del alcalde 2.° y no el de Bonilla.
Segunda, en la mencionada carta, Bonilla describió la violencia con que procedió el gobernador Cañas intentando imponer su opinión, cuyo voto amenazador estampó en el acta, así como su firma, por lo que le dijo a su primo Alvarado que estaba dispuesto a probar “con su firma (la de Cañas) que estuvo tan lejos de jurarla (la Independencia)”.
A pesar de que Bonilla transcribe el contenido del voto de Cañas que supuestamente quedó en el acta, resulta que en ni en el documento del 13 y ni en las siguientes actas se encuentra el texto que él transcribe.
Una más. Santiago Bonilla, en esa carta, atribuye la idea de crear una “junta provincial interina” al ayuntamiento de Cartago, cuando fue idea de San José bajo el nombre de “junta provisional superior gubernativa”.
Este proceder fue el de muchos y Pablo Alvarado no fue la excepción como veremos en las próximas entregas.
*El autor es académico correspondiente de la Academia de Historia y Geografía de Guatemala. Premio Cleto González Víquez 2022, de la Academia de Geografía e Historia de Costa Rica.