*Por Manuel Benavides Barquero
Sacerdote e historiador
Con fundamento en las cartas que Pablo Alvarado envió a los Ayuntamientos de Cartago y San José, en 1821, sus biógrafos también le atribuyen la autoría de la creación de la Junta Provisional Superior Gubernativa.
Lo que pasa es que sus biógrafos leyeron mal los documentos y, además, lo hicieron sin comprender bien el contexto de la época, sin tomar en cuenta no solo las Cortes de Cádiz, sino también la larga historia conflictiva en torno a la lucha del poder entre las élites locales, lo cual se intensificó en la época de la Independencia con nuevos líderes en ascenso.
Es cierto que Pablo Alvarado invitó al Ayuntamiento de San José para que creara una junta, pero hay dos aspectos que dejan claro que él estaba pensando en otra cosa y con otros fines, muy distintos a los que los ticos tenían en mente, por lo menos los josefinos.
La invitación de Alvarado se inscribe en el pleito entre los bloques que estaban en pugna en Guatemala y San Salvador, en conflicto entre ellos y con las otras regiones.
Esos bloques, en un primer momento, trataron de atraerse a las demás poblaciones, frente a las pretensiones separatistas de Honduras, Quetzaltenango y Nicaragua.
Alvarado fue un exaltado que luchó contra la posición de esas regiones, por lo que trató de convencer a Costa Rica para que se asociara a Guatemala. Les pidió a los ticos que crearan una junta “provincial” al estilo Cortes de Cádiz, para así, separarlos de manera segura de León, Nicaragua, y asociarlos más libremente a Guatemala. Esta es la intención, no otra.
Sus biógrafos no entendieron este contexto y dirigieron el análisis a ensalzar a Pablo Alvarado como el inspirador de la Junta “Provisional” Superior Gubernativa.
Una trampa más para llegar a esa aseveración estuvo en la falta de cuidado al leer las fuentes. Resulta que las cartas de Alvarado fueron publicadas en la revista del Archivo Nacional; quien las transcribió, acostumbrado a escuchar lo de la Junta “Provisional”, transcribió con este último término el usado realmente por Alvarado: “provincial”. Los dos términos se refieren a instituciones diferentes.
Fundar una junta “provincial” separaba a Costa Rica de Nicaragua en el campo del Poder Ejecutivo, pero manteniéndola unida a Guatemala como gobierno superior.
Los costarricenses no pensaron así y crearon una junta “provisional” de gobierno, lo cual les daba una autonomía ejerciendo los tres poderes frente a todos los gobiernos externos, hasta que se aclararan los nublados del día.
Esto estuvo tan claro para los ticos que cuando el padre Florencio Castillo les escribió, desde México, que si querían unirse al Imperio debían cambiar el tipo de junta que tenían porque estaba en contradicción con el sistema de gobierno adoptado, no aceptaron y, asimismo, cuando Iturbide les quiso dar a cambio una diputación “provincial” para solucionar este problema, los costarricenses no accedieron, porque comprendieron las implicaciones que esto conllevaba como dos instituciones diferentes.
En conclusión, cuando Alvarado hizo la recomendación de una junta provincial estaba luchando por sus intereses partidistas, según el bloque al que perteneció en Guatemala, y no logró su propósito porque los costarricenses fundaron un organismo muy distinto.
Don Pablo no inspiró ni el Pacto de Concordia, ni la Junta Provisional Superior Gubernativa.
*El autor es académico correspondiente de la Academia de Historia y Geografía de Guatemala. Premio Cleto González Víquez 2022, de la Academia de Geografía e Historia de Costa Rica.