Pulperías chinas compraban gran parte de la mercadería que una mafia tica se robaba en las carreteras nacionales mediante el método del bajonazo.
En los últimos cuatro años, la Cámara de Transportistas calcula que hubo más de 500 asaltos violentos y un daño económico, solo en equipo, valorado en $5 millones; a eso hay que sumarle todo el producto que saqueaba la banda.
Agentes de la sección de Asaltos del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) realizaron 28 allanamientos este viernes en la mañana distribuidos de la siguiente forma: 20 casas, tres predios, dos supermercados, un comercio, una bodega y una finca.
Yorkssan Carvajal, jefe de la sección de Asaltos del OIJ, confirmó que durante la operación hubo 20 detenidos, participaron 339 investigadores y 114 unidades policiales.
Además, decomisaron ¢1 millón en efectivo y $30.000, probablemente producto de las ventas de la mercadería robada.

El líder de la banda es un hombre de apellidos Vargas Marín, apodado Salchichón, quien se daba una vida de millonario. Tenía una mansión en Sarapiquí, Heredia, y residía en Santa Bárbara de Heredia, donde administraba una venta de mariscos.

La organización de los delincuentes estaba muy bien definida: primero “marcaban” los contenedores que les interesaba (identificaban con herramientas tecnológicas los productos que transportaban), un grupo cometía el asalto, otro recogía la mercadería, luego la “enfríaban” en un predio, la almacenaban en una bodega y la distribuían para la venta en comercios. Los favoritos, según Carvajal, eran las pulperías chinas.

De hecho, la Policía Judicial atrapó a dos comerciantes orientales que compraban lo robado. Las autoridades identificaron tres locales: uno en San Rafael de Alajuela, otro Barrio México y el último en Coronado, que ofrecían a los consumidores esos productos.
A los 20 sospechosos les abrieron una causa por crimen organizado.