Hace un par de meses, Yohana Maradiaga Zepeda actualizó su estado sentimental en el perfil de Facebook y lo puso como casada.
Este detalle, que parecería tan insignificante, desató una furia descomunal en su compañero sentimental, Óscar Efraín Blanco, quien envenenó a sus tres hijos y luego se suicidó en la comunidad de La Fortuna, en el municipio de El Corpus, en Choluteca, Honduras.
Lamentablemente, el origen de ese ataque endemoniado fue un chisme que le llevó una vecina a Óscar.
Ella le contó que su mujer lo había cambiado por otro hombre y le mostró el estado sentimental que aparecía en la red social.
Yohana se había ido hace dos años a España para trabajar y darle una mejor vida a su familia a la que le enviaba todos los meses dinero.
Óscar hipotecó una finca y con esa plata financió el viaje de su amada al Viejo Continente.
Al creerse los cuentos de la vecina, su cólera fue incontenible y se desquitó con los más inocentes: sus hijos.
Él le había advertido hace un tiempo a Yohana que si le era infiel los pequeños la iban a pagar muy caro. Y así sucedió… el hombre les echó una dosis de gramoxone (herbicida potente) en unas bebidas y así los mató.
“Hijos míos me dejan un vacío enorme en mi corazón. No sé cómo voy a poder vivir sin ustedes, mi vida sin ustedes no será la misma ¿Qué voy hacer sin ustedes cuando regrese (de España) y saber que nunca los volveré a ver?”, escribió la madre en su perfil de Facebook, que eliminó de la red.
La desgracia conmovió al pueblo, que les dio santa sepultura a los angelitos.
