Comenzaba el segundo tiempo del encuentro entre el Club Atlético Independiente de Argentina, que recibía en el estadio Libertadores de América a la Universidad de Chile. El desorden ya se había desatado en las tribunas con peleas entre hinchas de ambos equipos y el ingreso de algunos al campo de juego. A los tres minutos de iniciado, el árbitro uruguayo Gustavo Tejera ordenó de suspender el partido.
La noche del miércoles 20 de agosto se disputaba el partido de vuelta por los octavos de final de la Copa Sudamericana entre Independiente y Universidad de Chile. Los chilenos iban de visita con un gol de ventaja del encuentro anterior, en el que jugaron como locales el pasado 13 de agosto. Los de la U abrieron el marcador a los 11 minutos, pero los Rojos lograron el empate en el minuto 27.
Desde el primer tiempo comenzaron los problemas. La barra de la Universidad de Chile comenzó a lanzar objetos como piedras, partes de sanitarios y bombas de estruendo a los del Independiente, que se encontraban abajo. La seguridad actuó tarde para intentar sacar a los chilenos, pero los simpatizantes del Independiente ingresaron al área y comenzó una pelea campal entre las barras.
Fue entonces que algunos espectadores entraron a la cancha y el árbitro Tejera detuvo el partido temporalmente. Desde los altavoces se indicó que los simpatizantes de la Universidad de Chile tenían que salir del estadio para continuar el juego. Los jugadores abandonaron el campo, pero la violencia empeoró y se decidió suspender por completo el partido.
El diario La Nación de Argentina reportó 177 hombres heridos, tres mujeres y cinco menores. Se trasladó a los heridos graves al hospital Pedro Fiorito en la ciudad de Avellaneda, provincia de Buenos Aires. Este medio informó que hay al menos 125 detenidos por la policía de Buenos Aires.
La Conmebol publicó un comunicado “la Confederación reafirma su compromiso con la erradicación de hechos de violencia en el fútbol e insta a todos los clubes participantes de sus competiciones, en su calidad de responsables de la seguridad cuando actúan como locales, a implementar las máximas medidas de prevención y control, a fin de garantizar que, hechos de esta naturaleza, no vuelvan a repetirse”.
El nivel de violencia generó reacciones en el ábito político, como la del Presidente de Chile, Gabriel Boric, que esctibió en X “Lo sucedido en Avellaneda entre las hinchadas de Independiente y Universidad de Chile está mal en demasiados sentidos, desde la violencia en las barras hasta la evidente irresponsabilidad en la organización. La justicia deberá determinar los responsables”.
